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Sergio Sarmiento
Cuestioné la toma del Chiquihuite, pero fui leal a TV Azteca
Publicada en la Revista no. 69 el 10 de febrero 2003
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Por José Antonio Fernández F.

Le recomendamos leer otras entrevistas con otras personalidades de TV Azteca publicadas anteriormente en la Revista Telemundo:
- Entrevista con Ricardo Salinas Pliego, Entrevista con Roberto Kenny, Entrevista con Jorge Pickering, Entrevista con Elisa Salinas, Entrevista con José Ramón Fernández.

Igualmente le recomendamos leer la entrevista con Ciro Gómez Leyva, en la que habla de su postura en el conflicto TV Azteca - Canal 40.

Sergio Sarmiento es el comentarista de noticias políticas de mayor credibilidad de TV Azteca. Aún cuando sus intervenciones en pantalla no consiguen altos ratings, su poder como analista de fondo le da valor a los espacios informativos de TV Azteca. Su papel en el pelito entre las televisoras fue crucial. Atemperó la beligerancia.
Está seguro de que su posición en el conflicto terminó haciéndolo quedar mal con TV Azteca y con CNI Canal 40.
Aquí cuenta cómo se inició en el periodismo y por qué aceptó jugar un papel protagónico en el pleito de las televisoras.


J.A.F: ¿Cómo te acercas al periodismo?
SERGIO SARMIENTO:
En junio de 1971, cuando tenía 17 años, escribí un artículo sobre la matanza del jueves de Corpus. Se lo llevé a Federico Campbell. Habló con José Emilio Pacheco y publicaron mi artículo en la revista Siempre. Yo estaba en la prepa 8. Fue mi primera publicación.

J.A.F: ¿Alguien en tu familia es periodista y te influyó para que te interesaras por el periodismo?
S.S.:
Un tío mío, Rogelio Cárdenas, fue fundador de la columna Frentes Políticos del diario Excélsior y, más adelante, también fundó el periódico El Financiero. Siempre lo admiré mucho y me gustó su profesión.

J.A.F: ¿En ese primer artículo es cuando te hace un guiño el periodismo?
S.S.:
No, desde antes ya quería dedicarme a escribir. Había estado tratando de publicar artículos durante bastante tiempo, sólo que al señor Sarmiento de 17 años de edad no se los aceptaban o simplemente no se los publicaban. No había tenido éxito para lograrlo hasta ese momento.
Unos tres o cuatro meses después empecé una columna en el periódico El Día.


J.A.F.: Tienes un estilo muy identificable como periodista: buscas encontrar justo el temple, el punto del equilibrio. ¿Ya desde ese momento de tus inicios como periodista buscabas ese equilibrio?
S.S::
Mis primeros artículos eran mucho más inclinados hacia un lado. Después viví varios años fuera de México y tuve acceso a un periodismo distinto, el del mundo anglosajón. Viví en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra y me influyó mucho su tipo de periodismo. Hasta la fecha sigo leyendo periodismo anglosajón. Mi revista favorita es The Economist. Leo a diario el New York Times y el Financial Times. Creo que el estilo del que hablas se dio con los años por una cierta madurez.

J.A.F.: ¿Qué ves en el peridosimo anglosajón que te llama?
S.S.:
En México se da un periodismo de causa. Usualmente el periodismo en nuestro país considera que su función es transformar a la nación de conformidad con una cierta ideología. Por eso tantos periodistas terminan siendo políticos, de una u otra manera. Y yo lo que empecé a ver es que no tenía tantas certezas. Además fue cambiando mi ideología. De una manera de pensar más populista me fui haciendo liberal con el paso del tiempo. Me influyó poderosamente un maestro en la Universidad, que se llama Peter Danielson. Con él empecé a leer a la tradición liberal y a la tradición anarquista libertaria.
Yo estudié filosofía. Me imagino que fui cambiando.
Hoy me reconozco liberal, mi posición política es liberal. Y cuando estoy escribiendo siento que es una actitud totalmente liberal el poder presentar los puntos de vista de los distintos grupos. Tengo muchos accesos a todos los puntos de vista. Casi todos mis amigos son de izquierda.


J.A.F.: ¿Cómo sucede eso de que eres liberal pero tus amigos son de izquierda?
S.S.:
Quizás sea porque hay muy pocos liberales en México. Los conservadores, que se consideran liberales porque creen en la libertad de mercado, es gente profundamente aburrida, religiosa y se plantean limitaciones a la libertad individual, religiosa y política. Y mal que bien, la izquierda, a pesar de que se opone a la libertad económica, tiene mayor amplitud de criterio al respecto de otras libertades, particularmente las libertades personales o la libertad moral. Quizás esa sea la razón.

J.A.F: ¿Eres un liberal en toda la amplitud del término?
S.S:
Sí, me considero un liberal en toda la amplitud de la palabra. Pienso que en igualdad de circunstancias prefiero una solución que indique libertad. Y esto va por la libertad religiosa, política, económica y personal. Esto me enemista con todos los partidos políticos. Porque el PAN que acepta la libertad económica, no acepta la libertad religiosa, moral y personal. El PRI durante mucho tiempo no aceptó la libertad política. Y el PRD no ha aceptado la libertad económica. Fundamentalmente estoy siempre en oposición con un partido u otro, dependiendo el tema que esté tocando.

J.A.F: Habría que fundar un partido que acepte todas las libertades.
S.S.:
Eso le corresponde a los políticos. Yo he decidido no entrar a la política. Fue una decisión que tomé muy temprano y la he cumplido siempre. Cada vez que me han ofrecido un puesto público, he declinado. No acepto cargos públicos ni respaldo a ningún partido político. No he aceptado ser embajador, lo que se me ofreció en una ocasión. No acepto firmar desplegados, esté o no de acuerdo con la idea planteada. Pienso que un periodista éticamente no debe firmar desplegados ni unirse a causas.

J.A.F.: Sé que has sido asaltado varias veces, y en todas las ocasiones que te ha sucedido has dicho que no ves que haya sido por causas políticas. ¿Lo sigues pensando así?
S.S.:
Tengo un secuestro, tres asaltos y dos allanamientos de morada. No he visto ninguna evidencia o indicación que me haga pensar en eso. Han sido personas distintas. En una ocasión los que me asaltaron me pidieron mi autógrafo. Cuando me secuestraron hubo la preocupación de que fuera una cuestión política, incluso se publicó un artículo de un periodista importante que afirmó que me había mandado secuestrar el Presidente de la República. Pero la gente que me secuestró nunca me identificó, si hubiera habido algo detrás, su actitud habría sido distinta.
Creo que tenemos un problema de inseguridad muy grave en el país y a mí me ha tocado más que al resto de la gente. Cuando platico sobre el tema, me encuentro con gente que nunca ha sido asaltada y también con personas que llevan cuatro o cinco asaltos.


J.A.F: ¿Por qué estudiaste Filosofía y no Periodismo o Comunicación?
S.S.:
Siempre pensé que la filosofía me podía ayudar a pensar con mayor rigor, y de hecho no me arrepiento. Nunca estuvo en mis planes dedicarme a la enseñanza de la filosofía, que es lo que hacen el noventa por ciento de los egresados. Siempre quise dedicarme a escribir y pensé que la filosofía me iba a dar un mayor rigor intelectual, y creo que lo ha hecho. Cuando me ha tocado contratar gente, muchas veces he preferido a un economista, un filósofo o un historiador, que alguien que haya estudiado periodismo. Creo que los muchachos que estudiaron periodismo no salen bien preparados en nada y no tienen ningún rigor en nada.

J.A.F: Tu periodismo es reflexivo, es poner la cosas sobre la mesa y luego jugar con ellas. ¿El método te lo dio la filosofía?
S.S:
Trato de ser reflexivo, de ser un filósofo del periodismo. La influencia que tiene sobre mí la filosofía es enorme. Sigo leyendo filosofía constantemente. Cuando tomo decisiones éticas en mis columnas, lo hago con base en los que considero son los preceptos éticos universales, y mucho tiene qué ver de alguna manera la filosofía que estudié cuando era joven.

J.A.F.: ¿Trabajaste en el periódico El Financiero?
S.S.:
Después de trabajar en Siempre y en El Día me fui de México. Viví fuera varios años, y cuando regresé mi primer trabajo fue como redactor y traductor en la Enciclopedia Británica, en donde estuve 18 años. Fui director editorial en hispanoamérica y en España. Ahí hice la Enciclopedia Hispánica. Presenté un proyecto para rehacer la Enciclopedia de México, porque la compañía la compró, pero fue justo cuando salí de la empresa.
Al periódico El Financiero entré cuando se fundó, en 1981, sin dejar la Enciclopedia Británica. El director fundador fue mi tío Rogelio Cárdenas y mi primo Rogelio Cárdenas Sarmiento. También participó en ese proyecto Javier Moreno Valle. El sueldo que ellos podían pagar no me era suficiente. Durante el día trabajaba en la Enciclopedia Británica y en las noches en El Financiero. Me ofrecieron la dirección editorial, pero no acepté porque me implicaba dejar la Enciclopedia. Colaboré como Coordinador de las páginas editoriales. Como no teníamos dinero, durante un año y medio yo escribí toda la página editorial con distintos seudónimos. A veces hacía hasta seis artículos diarios, uno de izquierda, otro de derecha, otro más de centro. Los seudónimos recibían correspondencia y se peleaban entre sí. Fueron muy divertidos los primeros años. Despúes entró más dinero al periódico y se contrataron colaboradores.


J.A.F.: ¿Cuándo entras a TV Azteca?
S.S:
Mientras estaba en El Financiero, el periódico El Norte reproducía mis columnas. Me pagaban 5 ó 6 veces más que en El Financiero. Cuando nace el periódico Reforma me hicieron una propuesta para irme como columnista. Pero mi tío Rogelio, fundador de El Financiero, en ese entonces estaba muy enfermo. Yo tenía una relación muy fuerte con él. Decidí no aceptar. Después de la muerte de mi tío Rogelio, inicié mi columna en Reforma.

J.A.F.: ¿Simultáneamente participas con TV Azteca?
S.S.:
A TV Azteca entré en 1993, en el programa de noticias de Javier Solórzano y Carmen Aristegui. Fui comentarista de temas económicos. Con la privatización yo me quedé y Javier y Carmen salieron. Y en 1995 fue cuando recibí la oferta para ocupar la Vicepresidencia de Noticas.

J.A.F.: ¿Qué te convenció para quedarte con el puesto de Vicepresidente de Noticias?
S.S.:
Muchas razones. Sentí que era un reto. Yo llevaba ya 18 años en la Enciclopedia Británica. Ya había hecho la Enciclopedia Hispánica. Sentí que debía aceptar el reto y saber si podía o no dirigir el departamento de noticias de una empresa nueva. Le dí muchas vueltas. Mi primera respuesta fue que no.
Después de una conversación con Ricardo Salinas, acepté.


J.A.F.: ¿Cómo te convenció?
S.S.:
De muchas formas. Una de ellas fue que me hizo una muy buena oferta salarial, mucho mejor que la que yo tenía en la Enciclopedia Británica. Me convenció de que era un reto muy importante y que de lo que se trataba era llegar a ser número uno. Y de hecho en 1997, mientras yo era Vicepresidente, TV Azteca llegó a ser número uno en noticias durante unos 5 ó 6 meses.

J.A.F.: Fue cuando cayó Jacobo Zabludovsky.
S.S.:
Jacobo estaba enfermo. Emilio Azcárraga Milmo, que era presidente de la empresa, mantenía la vieja idea de que Televisa era un monopolio y no tenía por qué preocuparse de la competencia. Recuerdo que en 1996 ó 1997 le preguntaron si se preocupaba por la competencia, y la respuesta que dio Azcárraga Milmo fue: ¿por TV... qué?
Pienso que incurrió en un error que su hijo Emilio Azcárraga Jean nunca ha cometido. Desde que Azcárraga Jean recibió la empresa, resolvió los problemas accionarios y obtuvo el control, siempre ha estado pendiente de la competencia. Azcárraga Jean reaccionó a la decisión que nosotros tomamos de poner al aire Ciudad Desnuda. Lanzó otro programa similar y no sólo eso, contrató al productor (Federico Wilkins) que hacía Ciudad Desnuda y a otras 16 personas más. Luego cambió a Jacobo Zabludovsky por Guillermo Ortega y después por Joaquín López Dóriga. Cambió los ritmos de información de sus noticiarios. Le dio mayor libertad a sus espacios informativos. Reaccionó, cosa que no hizo en su momento el padre.


J.A.F.: ¿Por qué TV Azteca llegó a ser número uno en noticias?
S.S.:
Se dieron varias cosas. Introdujimos notas más breves, lo que no se usaba en la televisión mexicana. Metimos en un ritmo diferente a los noticieros con notas de minuto o minuto y medio. Después Televisa empezó a hacer lo mismo y lo trabajaron muy bien.
En televisión el rating no sólo es lo que uno hace, sino también lo que se hereda. En ese tiempo TV Azteca tenía una buena construcción de su programación. Empezaba con Ciudad Desnuda y seguía con buenas telenovelas. Mirada de mujer nos heredaba 25 puntos de rating. Entonces Televisa cometió un grave error cuando colocó el programa de Gloria Trevi que les bajaba tremendamente la audiencia. Se dio una combinación de factores.


J.A.F.: ¿Y con respecto al contenido, al fondo?
S.S.:
Innovamos en ritmo y en contenidos más independientes. Éramos mucho menos gobiernistas, le dábamos voz a la oposición. En 1994 fuimos los primeros en incluir encuestas para ver resultados electorales. En 1995, frente a enormes presiones gubernamentales, dijimos que el PAN estaba ganando las principales ciudades del país (triunfaba en Guadalajara, Morelia, Puebla...). En Puebla tuvimos presiones serias del gobierno. Estábamos haciendo las cosas distintas y nos funcionaban.
Pero en esto uno no puede ser tan pretensioso, porque la televisión tiene muchos factores que la hacen tener éxito. Para que Hechos de la noche llegara a ocupar el número uno de audiencia, ciertamente fueron importantes la herencia del rating, el cambio de ritmo y también la introducción de nota roja. Para ese entonces, la televisión mexicana no se había ocupado de la nota roja, y nosotros lo hicimos con Ciudad Desnuda y con espacios en los noticiarios.
Cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó la jefatura de gobierno del Distrito Federal, el exregente de la ciudad de México me dijo que nosotros habíamos sido responsables de eso por haberlo estado golpeando (al gobierno de Espinosa Villarreal) con las notas sobre delincuencia.


J.A.F.: ¿Lo crees?
S.S.:
Sí le hicimos mucho daño. Lo curioso del caso es que quitamos Ciudad Desnuda cuando Cuauhtémoc Cárdenas entró a la jefatura de gobierno, por eso Espinosa estaba convencido de que habíamos apoyado a Cuauhtémoc en las elecciones del 97, lo cual no era cierto. En realidad estábamos buscando ganar la batalla por el rating.

J.A.F.: ¿Ahí viste en serio el poder de la televisión?
S.S.:
Siempre lo había visto. Fue una de las razones por las que entré a TV Azteca.
El poder de la televisión es enorme, pero hay que conocer sus limitaciones. No es un medio intelectual, es emotivo. No es un medio frío en los término de Mc Luhan, es caliente. Es un medio muy poderoso que hay que saber manejar. Eso me queda claro.


J.A.F.: ¿Cuando dejas de ser Vicepresidente de Noticias se cae la audiencia de TV Azteca en Hechos y de nuevo se quedan en segundo lugar?
S.S.:
La caída ya se venía dando. Nuestros noticiarios no cambiaron pero la competencia sí. Guillermo Ortega reemplazó a Jacobo Zabludovsky, y ese sólo cambio les ayudó mucho. Y nosotros tomamos malas decisiones de programación. Había sido tal el éxito de Mirada de mujer, que se pensó que otra telenovela de Epigmenio Ibarra tendría la misma suerte. Se estrenó Tentaciones que lograba sólo 4 puntos de rating, contra 25 de la anterior. La herencia era tan baja que no había forma de subirla. Llegábamos a los 8 puntos en el noticiario, pero ya no a los 15 de 1997.
Salí de la Vicepresidencia y entré después otras dos veces. Una cuando las elecciones presidenciales del 2000, y otra un poco antes de los atentados terroristas de septiembre hasta mediados del 2002.


J.A.F.: ¿Cómo se dirijen las noticias desde el escritorio?
S.S.:
Se necesita mucha tecnología. Es necesario tener control. El trabajo es de 24 horas, porque hay noticiarios desde las 6 de la mañana hasta las 11 de la noche. Es muy desgastante.

J.A.F.: ¿Cómo decides qué entra, qué no y en qué orden?
S.S.:
Decides dependiendo de cuál sea tu mandato, en un momento dado. El mandato que tengas de la empresa, ya sea a través de un comité de noticias o de un comité ejecutivo de la compañía. Es distinto buscar influencia o rating. Si quieres tener notas más profundas conseguirás menos público, o más público si las notas son más policiacas y emotivas y menos de reflexión. Tiene que haber un rumbo claro, y no necesariamente lo establece el director de noticias, sino lo hace la filosofía de la empresa.
En el caso de TV Azteca esta filosofía ha cambiado en determinados momentos. Se ha tratado por distintas avenidas. En ocasiones la obsesión fundamental ha sido el rating, y en otras ocasiones la influencia. Es más fácil hacer el trabajo de dirección de noticias cuando el mandato es claro.

J.A.F.: ¿Cuál crees que debería de ser, para estos momentos que vive el país, la línea o el mandato que deberían seguir los espacios informativos de TV Azteca?
S.S.:
Creo que el mandato fundamental deber ser el de la influencia, y para tener influencia es necesario el rating. Yo no he estado de acuerdo con quitar la nota roja de los noticiarios, porque creo que a la gente del pueblo le interesa mucho más la nota roja que cualquier otra información. Y creo que no se debe abandonar la nota política, la de reflexión, en la que se tratas los temas más profundos del país, como el de la apertura eléctrica, los asuntos fiscales y la problemática del campo.
Lo que hacen en Estados Unidos es que separan los noticieros de alto rating, que son los locales y casi siempre de nota roja, de los noticiarios nacionales, que son de influencia y casi no tienen nota roja. En Estados Unidos se está agotando el esquema porque los noticiarios nacionales pierden mucho dinero, lo que aquí en TV Azteca nunca se ha permitido.
TV Azteca gana dinero en sus noticiarios.

J.A.F.: ¿Crees en el periodismo objetivo?
S.S.:
La objetividad completa no existe, pero sí hay ciertas reglas que se deben aplicar en el periodismo. Por ejemplo, el tener los dos lados de la disputa. Creo que presentar sólo un punto de vista, es un atentado contra el rigor periodístico. Lo que no quiere decir que no puedas tener una filosofía propia, como la tienen en forma expresa o no todas las publicaciones y todos los medios.

J.A.F.: ¿Los noticieros de TV Azteca son de línea liberal?
S.S.:
Cuando los noticieros de TV Azteca han tenido línea política, lo que no siempre ha pasado, ha sido liberal. Creo que en este momento es liberal.

J.A.F.: Hablando en concreto del conflicto entre TV Azteca y Canal 40. ¿Crees que un conductor como tú debe mantenerse como un observador neutral y echar a andar todos sus mecanismos de defensa para no ser parcial, o debe tomar partido?
S.S.:
Me parece que son decisiones personales. Tiene mucho que ver con la ética y con el conocimiento de las causas del conflicto. Cada periodista tomó sus determinaciones. Ciro Gómez Leyva, que es un gran periodista, decidió
convertirse en vocero de su empresa, lo cual me parece un error. Yo creo que son dos papeles distintos, pero ahí cada quiene debe tomar sus propias decisiones. Raymundo Rivapalacio lo decía en una entrevista con Javier Solórzano: son decisiones que sientes en el estómago, si tu conciencia no te deja tranquilo, debes tomar la decisión con la que estés más conforme.
Respeto las decisiones de cada quien, pero sí debo señalar que yo me siento particularmente satisfecho, desde el punto de vista ético, con las decisiones que tomé. Y las tomé a sabiendas que no iban a dejar contentas a ninguna de las dos partes. El tema se había polarizado tanto, que el que no se inclinara por una u otra parte iba a quedar mal con los dos bandos.


J.A.F.: ¿Quedaste mal con los dos?
S.S.:
Yo creo que sí. Al cuestionar la toma del Chiquihuite, abiertamente puse en tela de duda la posición que había asumido TV Azteca en la que planteaba que no había habido tal toma del Chiquihuite, y que simple y sencillamente se había actuado conforme a la ley para recuperar una instalación que no estaba en sus manos.
Y, por otro lado, al plantear que tenía razón TV Azteca, puesto que hay contratos firmados y rompimiento unilateral absolutamente ilegal por parte de Canal 40 de un contrato ya firmado, en ese
momento me distancié de los aliados de CNI, que consideraron que mi posición era un simple reflejo de que alguien en TV Azteca me estaban dando órdenes para actuar de una manera determinada.
A sabiendas de que ese conflicto me iba a generar problemas, había decidido no escribir ni hacer declaraciones públicas sobre el tema, pensé que no era adecuado utilizar la plataforma de mis programas de radio y mis columnas periodísticas. Yo no soy parte desinteresada, soy colaborador de TV Azteca, por lo que no podía ser un observador imparcial, pero tampoco estaba de acuerdo en desconectar mi cerebro y decir que todo lo que hacía TV Azteca era correcto.
Cuando TV Azteca me pide conducir el programa que reemplazaría el noticiero de la noche de CNI, lo pensé, sabía que debía tomar una decisión, examiné mi conocimiento sobre el caso, revisé papeles, y decidí que estaba justificado éticamente el aceptar la conducción de ese noticiero, puesto que a pesar de estar en desacuerdo con la toma
del Chiquihuite, sentía yo que en lo fundamental la razón la tenía TV Azteca.

Tomé la decisión. Sabía que ese noticiero duraría sólo un par de días. Fue un noticiario de una sóla noche y te puedo decir que salí satisfecho de mi decisión. Fui leal con mi empresa, creo en la lealtad y me parecía importante ser leal con mi compañía. Y también me pareció importante el mantener públicamente mi posición sobre la toma del Chiquihuite.

J.A.F.: ¿Esa posición no la incluiste en ese noticiero?
S.S.:
No, la dije en otros espacios.

J.A.F.: ¿Por qué te mostraste en contra de la toma del Chiquihuite?
S.S.:
Siento que a pesar de que TV Azteca tarde o temprano obtendrá la razón legal porque los contratos suscritos con Canal 40 fueron hallados válidos y exigibles por la Corte Internacional de París, eso no significa que el proceso esté agotado. Me parece que no era necesaria la toma del Chiquihuite. Es como si yo no pago el alquiler y el dueño se mete a mi casa sin mandato judicial, con violencia o sin ella, y en ese momento me obliga a salir. Eso no es correcto. Sé que la justicia mexicana es terriblemente lenta, y eso hace que la justicia de verdad no exista en muchas ocasiones, pero no creo que era justificable apoderarse así de las instalaciones del cerro del Chiquihuite...

Más de lo que dijo Sergio Sarmiento en entrevista
(respuestas concretas a su posición en el pleito entre TV Azteca y CNI Canal 40)

- En el noticiero que conduje una sóla noche y que fue transmitido por Canal 40, para subsitutir el de CNI, cubrí la marcha de los trabajadores al cerro del Chiquihuite, presenté su posición y no incluí la de TV Azteca. Me interesó presentar sólo la información. Mi posición no la hice pública en ese noticierio. Fijé mi posición en el espacio de radio de Javier Solórzano, en Televisa con Joaquín López Dóriga y en mi columna del periódico Reforma. Ya no he querido darle más vueltas al asunto.

- El pleito entre TV Azteca y CNI Canal 40 es entre David y Goliat. Me tocó estar en una situación similar cuando TV Azteca peleó con Televisa, y en esa ocasión nos favoreció enormemente el ser el David. La gente de inmediato se inclina por David. A nivel de círculos intelectuales sabía yo que eso ocurriría (el que se pondrían del lado de CNI Canal 40 y en contra de TV Azteca). Pero a nivel general hay 4 encuestas que tratan el tema y la mayor parte de la gente le da la razón a TV Azteca (una de ellas es de la Presidencia de la República). La gente le da la razón a TV Azteca en relación a los contratos, y hace una distinción: no le da la razón a TV Azteca en la toma del Chiquihuite.

- Por supuesto que me importa la reacción de los intelectuales. Yo no tomé las deciones en TV Azteca, mi papel no es cuestionarlas. Tomé mis decisiones personales con bases éticas y con mi conocimiento del caso.

- Sí he tenido algunos insultos públicos, como los de Ciro Gómez Leyva y del caricaturista Helguera. Pero es la misma gente que me va a cuestionar porque no pienso como ellos. El director del periódico (Milenio), en el que colabora Ciro, me llamó y me felicitó por mi posición. Sintieron que era un posición valiente que no fue nada fácil.

- TV Azteca es ua empresa muy sólida. Tiene una utilidad operativa del 30%, de la que no goza ni Televisa ni alguna otra televisora del mundo. Es una empresa bien manejada en términos generales. Tiene un control de costos excepcional. La del 40 es una batalla que no debió de ser peleada así, como tampoco se peleó en forma adecuada la batalla de la muerte de Paco Stanley, pero no siento que eso vaya a deteriorar a largo plazo la solidez de TV Azteca.

- Yo cuestiono el trato informativo que tuvo (TV Azteca) en el conflicto con Canal 40 porque hay que presentar los dos puntos de vista siempre. Para mí es muy importante separar cobertura informativa de defensa de una posición. Creo que la defensa de la posición no le corresponde a los conductores ni a los reporteros, sino a los voceros de la empresa. También cuestiono la de CNI y Canal 40, porque no le correspondía a Ciro Gómez Leyva el papel de gran defensor en todos sus espacios. Le correspondía el trabajo de periodista, hubiera sido más sano.

- No es una historia de buenos y malos, como ha sido presentada por ambas televisoras. Es la historia de un hombre desesperado, la de...

Más respuestas de Sergio Sarmiento
publicadas en exclusiva en Canal100.com.mx

1. No es una historia de buenos y malos, como ha sido presentada por ambas televisoras (TV Azteca y Canal 40). Es la historia de un hombre en situación desesperada, Javier Moreno Valle, que intentó salvar sus problemas financieros a través de un contrato que pensó podía desconocer de manera unilateral, mientras trataba de resolver el problema de flujo de efectivo de su empresa. No creo que haya sido una actitud de villanía por parte de Moreno Valle, sino que estaba tratando de salvar la mala situación de su compañía, por la que ha trabajado todos estos años.

2. Hay cierta razón por la cual el gobierno actuó de esa manera. El pleito de TV Azteca con Canal 40 es entre particulares. Los intelectuales, que tanto se opusieron a las intervenciones presidenciales, querían un manazo del Presidente para darle el control de la televisora al que ellos pensaban, y Fox no lo hizo. Eso hubiera sido una decisión autoritaria, muy común en los tiempos de Carlos Salinas y de Gustavo Díaz Ordaz, pero ciertamente muy cuestionable. El gobierno de Fox salió afectado. Decidió tomar el camino de la vía legal, y por eso buscó que las televisoras se sentaran a negociar, porque a las televisoras le correspondía arreglarse.

3. Yo me pregunto: ¿qué habría pasado si el gobierno, con base en los resultados de la Corte Internacional de París, le hubiera dado el control del 40 a TV Azteca? Seguramente esos intelectuales se hubieran enojado, porque ellos no estaban pidiendo la intervención del gobierno, querían que el gobierno de Fox les diera la razón.

4. La dueña de la señal del Canal 40 es Televisora del Valle de México, y eso nadie lo ha puesto en duda. Televisora del Valle de México es distinta de CNI. La empresa CNI es una proveedora de programación, mientras que Televisora del Valle de México es dueña de la concesión. Televisora del Valle de México está sometida a un pleito judicial sobre quién es el dueño o quién puede programar o escoger la programación de Televisora del Valle de México. Ese es un pleito entre dos privados que tienen contratos firmados. Nunca hubo una violación de los términos de la concesión. Nunca se transmitió pornografía. Esta situación legal hizo muy difícil la posición de la autoridad. Finalmente lo que ocurría era que Televisora del Valle de México seguía operando, pero estaba la gran duda de quién es hoy (quién representa a) Televisora del Valle de México. O es Javier Moreno Valle, el dueño original, o es TV Azteca, que dice que tiene un contrato de compra del 51% de las acciones y que puede programar todo el horario del 40, con excepción de 3 horas diarias.

5. No estoy tan seguro de que el pleito entre TV Azteca y Canal 40 haya enrarecido el clima político del país.

6. Quizá porque vengo de una familia marxista me doy cuenta de que la historia siempre está determinada por la historia económica. Una empresa que es viable en lo económico siempre va a sobrevivir y a estar bien. En ese sentido, CNI tiene más problemas, porque es una compañía con dificultades enormes: rompió un contrato de opción de compra con TV Azteca, le estafó 6 millones de dólares a Francisco Ibarra, 1 ó 2 millones de dólares a un empresario poblano y 13 millones de dólares a Isaac Saba.

7. Televisora del Valle de México y CNI enfrentan un problema estructural, y mientras no lo resuelvan no podrán salir de sus dificultades. Lo solucionarían si pagaran todo lo que deben, pero no cuentan con los recursos.

8.
Los medios que conozco que tienen un ombudsman, no necesariamente dejan de cometer errores o de actuar de forma ilegítima. Lo que tenemos que ver en este país es un proceso de maduración de los medios, como
lo ocurrió en España. Con la muerte de Franco, los medios españoles se volvieron muy parciales y excesivamente sensacionalistas. No verificaban su información, como lo estamos viendo aquí ahora. Presentaban sólo la oferta de su grupo político. Pero con el paso del tiempo los medios españoles fueron madurando y hoy se encuentran entre los mejores de Europa y del mundo.

9.
Al madurar, los medios van encontrando que les conviene presentar los dos puntos de vista, no casarse con un partido político y no utilizar su mismo medio para defensa de sus propios intereses.

10.
Los medios tienen todo el derecho de tomar sus posiciones. Por ejemplo: el diario El País, de España, sólo publica información sobre peleas de boxeo para enfatizar que algún boxeador fue severamente lastimado o muerto en el ring. Sin embargo, sí publican información de toros. Esa es su posición editorial.

11.
Le haría mucho más bien a México una pluralidad de medios, que un ombudsman que intente fijar una sóla línea editorial para todos los medios.

12.
Televisa actuó con inteligencia en el conflicto CNI con TV Azteca. No se metió, pero sí informó. A Televisa le conviene que TV Azteca no se quede con el 40, porque se generaría una mayor competencia. Televisa logró mantenerse aparte pero le dio cobertura al conflicto.

13. En el 2000 las televisoras superamos las presiones de los partidos políticos. Un ejemplo: en el 2000 tuvimos muchas presiones para que la noticia del martes negro la presentáramos en forma negativa para Vicente Fox. Fue una presión enorme. La presión que yo tuve en lo personal para que dijera que no podíamos transmitir un debate ese martes, cuando teníamos todo listo para hacerlo, fue muy grande. A mí me presionaron en lo personal para que no entrevistara a Vicente Fox ese día. Me amenazaron (de afuera de la televisora) con que si entrevistaba a Fox nunca volvería a trabajar en la televisión. La amenaza vino de un personaje muy importante de la campaña de Labastida. No puedo decir su nombre, pero él y yo dirimiremos este asunto en un momento dado. Él niega haberlo dicho.

14.
Y digo que la presión de los políticos sobre las televisoras está superada, porque hoy ya puedes decir que no, y eso es maravilloso.

15.
Por supuesto que los partidos políticos y los gobiernos van a ejercer presión sobre las noticias.. Sería irracional pensar que no lo hicieran. Creo que hoy los medios tenemos libertad absoluta. Casi te diría que tenemos más libertad en México que en Estados Unidos o en Canadá, simple y sencillamente porque nuestras leyes de difamación y de calumnia son mucho más débiles de las de otros países. Hoy puede haber autocensura, pero que a alguien le digan: "eso no lo puedes decir", definitivamente no. Eso ya no ocurre. Ya nadie tiene el poder de hacerlo. Lo que hay ahora son quejas. El Presidente mismo se queja públicamente de los medios.


16.
Durante la campaña del 2000 sí hubo presiones, y a mí me consta porque yo era director de noticias de TV Azteca. Pero esas presiones no importaron y TV Azteca mantuvo la cobertura.

17.
Me gusta el estilo franco del Presidente Fox, aunque me parece que a veces comete errores muy fuertes por querer hablar de todos los temas.
Creo que a él mismo le convendría tener mayor control de sus declaraciones. Su actitud hace más compleja la situación del país. A fuerza de atacar a los priistas, no ha conseguido su apoyo en ciertas reformas sustanciales.

18. A los medios de comunicación mexicanos les falta mucha madurez. Hoy, el gran reto de los medios no es la libertad. Durante mucho tiempo un periodista valiente era el que valía la pena. Hoy los periodistas tenemos un reto mucho más sutil. Ya no se trata de tener el valor de insultar al Presidente. Eso cualquiera lo hace. Ahora se requiere realizar investigaciones, tener información verificada y saber que lo que dices no es mera especulación sino lo que verdaderamente ocurrió. Nos falta mucho para llegar a eso. Implica la madurez de los periodistas. Que los periodistas tengan mejor nivel de educación.

19.
La mayor parte de la gente que he contratado son egresados de Periodismo o Comunicación. Y creo que le ayuda mucho a las agrupaciones periodísticas el también contar con personas que no sean periodistas.

20. No menosprecio a los egresados de periodismo o de comunicación, pero lo primero que deben de saber es escribir.

21. Profesionalmente, nunca me han sacado de quicio. Sí tomo posiciones. Por ejemplo, hoy creo que el TLC sí benefició al campo mexicano y que los grupos que lo atacan quieren su propio beneficio aún en perjuicio del país. Claro que tomo posiciones.

22.
He mantenido una actitud equilibrada en los mayores conflictos que se han dado en noticias de TV Azteca (la guerra de las televisoras con Televisa, la muerte de Paco Stanley, el conflicto con Cuauhtémoc Cárdenas y, en particular, con Samuel del Villar, el asunto de Paola Durante, la campaña de Fox en el 2000 y ahora el pleito TV Azteca con Canal 40). Cuando el conflicto con Cuauhtémoc Cárdenas, publiqué un artículo en el que apuntaba que no se le podía culpar de la muerte de Paco Stanley. Me llamó Pablo Marentes, el entonces director de Comunicación Social de Cuauhtémoc, para decirme que era muy valiente porque estaba tomando una actitud contraria a la de TV Azteca.
Cuando cometo errores me doy cuenta que es necesario corregirlos.

23.
Sigo pensando que Carlos Salinas de Gortari es el mejor Presidente que ha tenido México. Lo sigo pensando pero no lo debí decir al aire en el programa de Gutiérrez Vivó (la mañana en la que Salinas dejó la Presidencia de la República). Cuando lo dije no conocía la historia de corrupción que se manifestó posteriormente ni los dineros de Raúl.

24.
Los grandes logros de Zedillo son: las Afores, y no recuerdo otro más. En cambio, con Carlos Salinas veo la liberalización de los medios, la privatización de TV Azteca, la de Telmex, la de Pipsa, el TLC, la eliminación de la posición hipócrita ante la iglesia...

25. Al impulsar el ejido, el presidente Lázaro Cárdenas destruyó la agricultura de México. Nuestros campesinos con 2 hectáreas de tierra deben competir contra los campesinos canadienses o norteamericanos que cuentan por miles sus hectáres. Y (Cárdenas) no debió monopolizar la industria petrolera. Este monopolio petrolero le ha hecho mucho daño a nuestro país. Hasta este momento seguimos pagando la factura por esas organizaciones corporativistas que creó Cárdenas, como la CNC y la CTM. Le hicieron un gran daño a México.

26. Con Lázaro Cárdenas estoy muy agradecido porque dejó entrar a los refugiados españoles a México. Por eso estoy aquí.

27.
Yo era de izquierda y me volví liberal por estar leyendo y viendo cosas. Me fui de ilegal a Estados Unidos a los 17 años. Cruzé volando. Me tocó la campaña presidencial de Estados Unidos en 1972. Y vi que la libertad política que existía en ese país no se daba en México. Me fui enamorando de la democracia y eso me puso en contradicción conmigo mismo. Si yo estaba a favor de las libertades, ¿por qué estaba en contra de los derechos de las personas? Y fui cambiando. A los 24 años ya era un liberal.

Cinco últimas preguntas a Sergio Sarmiento:


José Antonio Fernández: ¿Crees que los hombres de poder de la iniciativa privada en México puedan lanzarse a la Presidencia de México? ¿Crees que Ricardo Salinas quisiera hacerlo el día de mañana?
Sergio Sarmiento:
Yo espero que no lo haga. Él debe entender, como yo comprendo, que es menester el mantener una separación entre el poder político y el económico, y entre el poder periodístico y el político. No soy suficientemente amigo de Ricardo Salinas para saber lo que va a hacer. Yo espero que no lo haga porque dañaría a nuestro país.
Yo lo que espero es que tengamos instituciones más sólidas, justicia más expedita y mejor distribución de la riqueza (que es uno de los preceptos del liberalismo).
Necesitamos hacer los cambios estructurales que otros países han hecho con mucho éxito. No estoy pidiendo una utopía, sino que hagamos lo que hizo Irlanda, España, Chile, Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán. Ellos mejoraron la prosperidad de su gente y además consiguieron una mejor distribución de la riqueza.
Todos los países que han prosperado han abierto sus puertas al comercio internacional. Todos, también, respetan el estado de derecho, promueven la inversión y hacen esfuerzos muy importantes de inversión en la educación.

J.A.F.: ¿Qué papel juega el malinchismo en la problemática que vive el país?
S.S.:
Es una situación muy compleja. Tenemos políticos que se van a jugar a Las Vegas, y que, por otra parte, prohiben que haya casinos en México.
Y también tenemos un problema de racismo en nuestro país.
En México hay una élite racial que domina al país, y eso me parece que no es aceptable. Pienso que debemos darle oportunidades a todos. Y la forma de hacerlo no es tan difícil: es cuestión de tener instituciones jurídicas adecuadas, un mercado abierto, no discrimimar contra la inversión y un sistema fiscal abierto que no favorezca los monopolios. Para lograr el éxito en México hay que tener un ejército de contadores y abogados. Hay que cambiar el sistema: cambiar las reglas.
Este asunto de TV Azteca con CNI no habría pasado en Estados Unidos. Por los contratos, en tres meses le hubieran quitado la concesión a Moreno Valle y se la habrían dado a TV Azteca. En Estados Unidos te quitan tu casa si durante tres meses no la pagas. Aquí puedes estar 5 años en pleito y nadie te quita nada.

J.A.F.: ¿Eres el mayor coleccionista de frases de México?
S.S.:
Me gustan las frases porque es una forma de introducir y atraer a la gente al artículo. Estoy en competencia diaria con muchos articulistas, y dentro de las grandes limitaciones visuales de una columna, es una forma de llamar la atención.

J.A.F.: ¿Juegas ajedrez?
S.S.:
Sí, aunque ya muy poco.

J.A.F.: ¿Rechazas los esotérico?
S.S.:
No rechazo las cosas mágicas, pero no las conozco. No es algo que me interese y me preocupe mucho.



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