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Carlos Loret de Mola
Quiero ser un líder de información. Ser el primero que dé la noticia
Publicada en la Revista no. 70 el 07 de abril 2003
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Por José Antonio Fernández F.

Carlos Loret de Mola es el conductor de noticieros más importante de la nueva generación. Años había esperado la televisión una nueva figura para dar noticas, y ahora Televisa lo encontró.
Loret de Mola sabe que su carrera apenas empieza y que el problema para él ya no es llegar, lo es el mantenerse a la cabeza de un informativo y ser cada día más influyente.
Cuando está al aire no oculta su gusto por las frases cortas. Mientras más directas y lapidarias, mejor. Y aquí apuntamos algunas nuestras que se refieren al mismo Loret de Mola: Asegura que no está dispuesto a aceptar la más mínima censura. Es periodista de tiempo completo. Muy jóven está ya en una cumbre. Capacidad tiene para escalar cimas más altas. Habrá qué ver con el tiempo si tiene el temple, la madurez y el peso humano suficiente para no dejarse manipular y no perder el piso.

JOSE ANTONIO FERNANDEZ: Eres un hombre muy joven que ya ocupa un lugar destacado en los medios informativos de México. ¿Qué edad tienes?
CARLOS LORET DE MOLA:
Tengo 26 años.

J.A.F: ¿Eres parte de la familia de periodistas Loret de Mola?
C.L.M.:
Así es. Mi abuelo, Carlos Loret de Mola, fue político y siempre periodista. Y mi padre también es periodista. Se dedica a la publicación de libros.

J.A.F: Son libros tremendos (como Alcobas de Palacio, Conciencias peligrosas y
otros más).
C.L.M.:
Son libros devastadores, en todos los sentidos.
Yo empecé en este asunto joven, a los 16 años, en un periódico de Mérida. Después tuve experiencia en la televisión local. Luego me vine para México. Hice un tiempo radio con Ricardo Rocha y decidí independizarme, por decirlo así, pero seguí en la radio.
Y ahora incursiono en la televisión, de manera afortunada para mí.

J.A.F.: ¿Estudiaste en Mérida?
C.L.M.:
No, estudié aquí en México, en el ITAM, la carrera de Economía. ¿Por qué? Porque cuando llegó la hora de decidirme por una carrera, todas las personas a las que les pregunté me dijeron: "Considera que esto del periodismo es mucho de práctica y tú ya lo has venido practicando. Mejor concéntrate en otra disciplina que te pueda servir de complemento".
Y saber economía me ha servido de mucho. De hecho empecé en radio en México cubriendo la fuente de finanzas.

J.A.F.: ¿Estudiaste Economía sabiendo que no ibas a ser economista?
C.L.M.:
Yo lo tenía muy claro: estudié Economía sabiendo que me dedicaría al periodismo. De hecho, yo ya era reportero cuando estaba estudiando Economía. Fui consciente de que lo que aprendía en la universidad era para aplicarlo en mi disciplina periodística.

J.A.F.: La comunicación tiene hoy todo un gran bagaje de conocimientos. ¿Cómo te has hecho de conocimientos teóricos de comunicación?
C.L.M.:
He tenido que hacerlo, porque ya más tarde me percaté que haber estudiado Economía, si bien no era una decisión del todo desafortundada, tampoco había sido una decisión del todo afortunada porque me di cuenta que sí me hacía falta ese bagaje teórico de las carreras de Comunicación o Periodismo.
¿Qué he hecho para remediarlo? Enterarme de cuáles son los libros de comunicación y periodismo que se llevan en la carreras y los he ido leyendo. También el ejercicio práctico me hace reflexionar sobre mi actividad. Y, además, te puedo decir que soy prácticamente un observador périto que le doy seguimiento a los periodistas que para mí merecen la pena de tomarlos como ejemplo.
No me apena decirlo: soy un observador que está tratando de construir un estilo propio, y absorbo de ellos constantemente y aprendo de cómo hacen sus entrevistas, cómo presentan su información y estructuran sus programas, y cómo arman las cabezas de sus espacios. Voy asimilando todo en aras de construir un estilo propio.

J.A.F: ¿Crees que naciste para ser periodista?
C.L.M.:
Creo que sí, que en mi caso está probado. Mi primera crónica la publiqué a los 7 años de edad. Y me fascinaba ir al periódico, al diario de Irapuato. Mi familia tenía periódicos y los dirigía. Iba a los talleres y me encantaba el olor de las rotativas y de todas las máquinas con las que se hacían los ejemplares.

J.A.F: ¿Pescaste el periodismo por tu papá?
C.L.M.:
Curiosamente, y contrario a lo que mucha gente puede pensar, la carrera de mi padre se desarrolló muy independiente a la de mi abuelo, y la mía se ha desarrollado también de forma muy independiente a la de mi padre.

J.A.F: ¿Cómo es eso?
C.L.M.:
Cada quien jala por su lado. Incluso hay celo profesional y diferencias abismales de opinión en algunas cuestiones. Y no sólo de opinión sino de manera de ver las cosas, de qué nos parece cierto y qué creemos falso, en este duelo de percepciones que se ha vuelto la vida real.
Te puedo decir que casi no tengo contacto con mi padre. En lo que a trabajo se refiere, nada. Eventualmente lo veo, pero vive fuera y eso dificulta el contacto. Yo no le estoy hablando para preguntarle cómo ve el día a día de las noticias. Cada quien hace su chamba por su lado.
Debo decirte que no puedo negar la influencia familiar en mi ejercicio periodístico, pero también he tenido otras influencias importantes, y entre ellas destaco la de Ricardo Rocha, que ha sido para mí un verdadero maestro. Lo considero mi maestro. Y en esta segunda etapa, de más detalle y profesionalización, he aprendido mucho sobre todo de Joaquín López Dóriga, de Javier Solórzano y de Carmen Aristegui.

J.A.F.: ¿Platicas con ellos a diario?
C.L.M.:
Tenemos todos los días en Televisa una junta a las diez y media de la mañana, a la que asiste el Vicepresidente de Noticias, el Director Adjunto a la Presidencia, Joaquín López Dóriga y todos los conductores de noticias. Ahí no hay línea, sino que discutimos los temas y comentamos lo que sucederá en el día. Se da un intercambio muy padre, muy aleccionador de ideas, y al salir cada quien se va a formar su noticiero. Ahí se presentan todas las corrientes de pensamiento. Y con Carmen y Javier estamos en contacto todo el día. Cuando lo veo oportuno incluso entro a sus noticieros a dar información.

J.A.F: ¿Qué le aprendiste a Ricardo Rocha?
C.L.M.:
Le aprendí la importancia de darle al periodismo un sello social. Es algo que a mí nunca se me va a quitar. Yo quiero ponerme del lado de la sociedad, como se ha colocado Ricardo en diferentes momentos. Olvídate de los partidos, de las ideologías personales y de los intereses. Otra es que yo jamás recibí de Ricardo Rocha un asomo de sugerencia, menos aún de censura. Y eso me parece que es muy valioso. Y me mal acostumbró, porque después me pasé a Radio 13 y no permití nada. Luego entro a una Televisa reformada, donde ya las sugerencias no se dan. Y ahora estoy en W Radio en donde tampoco hay línea. A mí la actitud de estas empresas me parece muy bien porque yo ya no doy un paso atrás.
Creo que la mía es una formación privilegiada, porque todavía hay muchos lugares en los que el asunto de las sugerencias y la línea están a discusión, son medios en donde hay "márgenes de maniobra".
Y los periodistas que aprenden a ejercer su profesión en esos lugares reflejan ese "margen de maniobra" al momento de dar esa información al aire.
Yo ya no cedo con la libertad de ejercer el periodismo, soy un radical, pase lo que pase. Y te puedo decir que desde el poder hay presiones. Tambien desde la empresa privada y de otros grupos (no desde dentro de Televisa ni de W). Y me refiero a empresarios y a la Iglesia que también presiona de manera descomunal. Y la sociedad igualmente presiona, porque quieren escuchar lo que les gusta y no necesariamente lo que es. Pero de alguna manera yo ya vengo blindado para resistir esas presiones.

J.A.F: ¿Cómo se dan esas presiones?
C.L.M.:
Yo creo que es legítimo y válido el que traten de cabildear sus asuntos. Me llaman y me dicen, siempre en tono muy político, que me escucharon en la mañana y me hacen saber su punto de vista. Las presiones más preocupantes llegan por el lado del dinero. Ya no es el chayo al periodista. Aprietan por el lado de la publicidad para que sea el concesionario o el dueño del medio el que trate de presionar al periodista.
Yo afortunadamente estoy trabajando con concesionarios que están absolutamente comprometidos con los medios de comunicación, y antes de que me contraten sí les digo: "Mira, si tú vas por esa línea, yo te respeto, pero si me vas a contratar a mí, yo no le entro a esas chingaderas. De plano.
Si tú me haces una llamada de presión, yo te renuncio al día siguiente".
Como periodista soy radical. Después de toda la sangre que ha corrido de tantos periodistas que han estado antes de nosotros, las nuevas generaciones ya no podemos dar un paso atrás, sería absolutamente deshonesto. Sería pecar de desmemoriados y escupir sobre la tumba de mucho periodistas que murieron para dejarnos una bandeja tan bien pulida como la que hemos recibido.
Nos falta nada más un cachito en el recorrido.

J.A.F.: ¿Qué cachito?
C.L.M.:
Es el cachito de la indepencia total. Los medios electrónicos deben dar todavía ese paso. En los medios electrónicos hay todavía muchas tentaciones. Desde el poder hay muchas tentaciones por el control, y hay quienes se están dejando. Pero ya falta poquito.
Las cosas que hoy decimos en la tele eran impensables hace 6 años, y no te digo en la prensa y en el radio. A este proceso no se le puede dar marcha atrás.
Vicente Fox está perdido en el poder, no se haya ni se encuentra, y está teniendo esas tentaciones autoritarias. Y también las está teniendo Martha Sahagún.

J.A.F.: ¿Cómo te defiendes de las presiones?
C.L.M.:
Aguantando. Pero debo decirte que es muy difícil defenderse si no tienes el respaldo de tu medio. A mí se me hace fácil porque sí lo tengo, tanto el de Televisa como el de W.
Cuando tú tienes el respaldo de tu medio es otra cosa. Te sientas a conversar con ellos (con los que presionan), y a lo mejor en una de esas te ofrecen suficientes argumentos para convencerte. Pueden tener la razón y ser víctimas de una crítica infundada. Pero en ocasiones sólo se acercan para grillar. Hoy la peor de las presiones es cuando simplemente quitan la publicidad. Aprietan por el lado de la cartera y ahí es donde el medio debe hacerse fuerte y no ceder en la libertad de expresión.

J.A.F.: ¿Te ha sucedido?
C.L.M.:
No ha sido explícito, pero no lo podría descartar. Son de esas ocasiones en que dices: es demasiada coincidencia para que no sea lo que pienso. Pero no me atrevería a decirlo abiertamente.

J.A.F.: ¿Pero sí existe?
C.L.M.:
De eso no hay duda, ¡claro que existe!
Tan existe que los medios "cuates" reciben más publicidad que los medios que no son "cuates". Quienes tenemos esa vocación de no ser "cuates" ni de hacernos de "cuates" en el gobierno, digamos que provocamos que a nuestros vendedores les cueste más trabajo el vender espacios para colocar publicidad.

J.A.F.: Gozas de altos ratings.
C.L.M.:
Afortunadamente sí. A mí la palabra rating me incomoda, prefiero llamarle audiencia.
El rating es simplemente un espejo de los contenidos. ¿Qué pasa? Por la vía fácil se puede obtener mucho rating, que es poner en pantalla sexo, violencia y sangre. Pero ese es un camino que a mí no me interesa explorar. Me interesa la vía difícil, la que conjugue la información de fondo, sin dar marcha atrás en la libertad de expresión, con información que también pueda resultar atractiva para la gente y que no necesariamente sea de sangre, sexo o violencia.
La audiencia llega también por la forma en la que
se presentan las noticias. Me gusta hacer el noticiero de tal manera que la gente no tenga chance de aburrirse. Le hemos dado peso específico a la información internacional, que casi siempre es desdeñada.
En el canal 4 tenemos un gran margen de libertad. Nuestra audiencia anda por encima de los 10 puntos, que es el rating más alto del canal. Si consideramos el Valle de México solamente, es el segundo noticiero de más rating de Televisa. Primero está el de Joaquín y después nosotros (digamos que ahí vamos con Lolita Ayala). Siento que es todo un triunfo, pero yo quiero doce puntos. En radio hemos llegado a casi un punto de rating. Te puedo decir que Gutiérrez Vivó logra dos y un poco más.
Me enorgullece llegar a esos puntos de audiencia sin recurrir a las fórmulas tradicionales. Eso me hace sonreír y me obliga a estar todos los días metido en la formación del noticiero.
Frente a nosotros está todos los días el noticiero Hechos del 7, que es el único que le ha hecho mella a los noticieros de Televisa. Y te puedo decir que cuando empezamos nos ganaban 5 a 0. Y ahora estamos 3 a 2 favor de nosotros.

J.A.F.: Con algunas excepciones, la mayoría de los conductores de noticias que hoy liderean en la televisión mexicana son de cuarenta para arriba. Tú tienes 26. Vas a la velocidad del rayo.
C.L.M.:
Yo no canto victoria, Sin duda llegué rápido, pero eso no me alienta para nada porque una cosa es llegar y otra quedarse. El chiste es quedarse. Si a mí mañana me sacan del aire, en tres meses no habrá quien se acuerde. Perdón por la frase trillada, pero lo importante es mantenerse, sin importar a qué hora llegues. Yo también coincido con el análisis de que hay un vacío. De que algo pasó. Lo difícil no es llegar a la carretera y pagar la caseta, sino cruzar del otro lado. Porque en el camino hay chocados, desvielados, otros seguramente se desilusionan y a algunos más se les ponchan las llantas. En fin, creo que hacer por años el mismo espacio con entusiasmo no es algo que se dé tan fácilmente.

J.A.F.: ¿Cuál es tu compromiso como periodista?
C.L.M.:
Para empezar ya no quiero moverme de empresa. En los últimos tres años he cambiado demasiado. Estuve en Acir, en Imer con Rocha, luego en Radio 13, después en W Radio y ahora también en Televisa. Mi propósito de año nuevo es no moverme (aunque esto no depende al fin de cuentas del todo de mí). Hoy tengo un horario privilegiado en radio y en televisión. Creo que si subo un peldaño más, me voy a caer, porque ya estuvo bueno. Debo esperar ya un momento y madurar. Yo tengo que echarle el doble de ganas porque no cuento con toda la experiencia de mis otros compañeros.
Mi tarea es hoy consolidar esos espacios. Que dentro de tres años no digan: "Loret no supo aprovechar su momento".

J.A.F.: ¿Has sentido que se te mueve el piso?
C.L.M.:
Sí, claro que sí. Somos humanos y de pronto se te sube. Ahí tienes que anclar.

J.A.F.: ¿Cómo le haces para anclar?
C.L.M.:
Tengo una esposa que es muy buena para eso. Somos muy amigos. Otra cosa que me ha servido es que yo hago el noticiero de principio a fin.
Nunca llego a leer. La parte más padre, más entusiasta del noticiero, la que requiere mayor capacidad y destreza, es justo esa fase de armado cuando moldeas la información de acuerdo al sentido editorial que le quieres dar. Escribo todo lo que leo en el noticiero. Eso le da un sentido especial y a mí me mantiene en el trabajo de redacción y en la friega diaria. No ando sólo posando. No soy un lector. Yo soy reportero y tengo esa formación. Cuando se dio la guerra de Afganistán fui. Voy a los huracanes, a lo del aeropuerto y a donde esté la notica. Eso es lo que más me gusta. Creo que el hacer labor de reportero me obliga a tener contacto siempre con la realidad y de alguna manera es un blindaje.
Me gusta mucho hacer entrevistas y, por formación, realizó un reportaje a la semana. Y cuando se da alguna cosa fuerte, pido de rodillas que por favor me manden a mí.

J.A.F.: ¿Qué has aprendido de Joaquín López Dóriga?
C.L.M.:
Es una enciclopedia de la información. A mí me sorprende siempre. Sabe sacar la nota, tiene muchísimos contactos, es un reportero en el sentido más estricto de la palabra. Lo admiro porque es reportero estando tan arriba. Joaquín está detrás de la nota todo el día.

J.A.F.: ¿Qué se hace para estar detrás de la nota?
C.L.M.:
Cuando uno comienza como reportero, estar detrás de la nota es esperar en la banqueta a que termine la reunión del funcionario para perseguirlo hasta su camioneta, preguntarle qué sucedió y enterarte en dónde va a ser la siguiente reunión para estar ahí también. Ya de este lado son telefonazos, son comidas, es hablarle a la gente correcta en el momento justo, es obtener información antes que nadie más, es tener contactos y fuentes y lograr acceso a documentos que permitan ir reventando las noticias. A mí no me interesa ser un líder de opinión, porque no me importa opinar de los asuntos y que la gente piense igual o diferente a mí. Lo que me interesa es ser un líder de información, es ser el primero que va a decir las cosas. El que las investigó primero, el que primero se enteró y las soltó, el que detonó la noticia. Eso es lo que quiero como meta. Sé que estoy muy lejos todavía, pero es mi meta, es lo que quiero.

J.A.F.: En este afán de conseguir la nota, ¿qué pasa si te acercas demasiado al poder?
C.L.M.:
No hace falta en lo absoluto. Debes saber cómo manejarlos a ellos (los del poder, los que generan la noticia), porque son una raza muy singular. Yo no estoy cerca del poder y no quiero estar cerca del poder.
Mientras más cerca del poder estás, es más difícil ejercer la libertad de expresión. Tienes que estar lo suficientemente cerca para que no se te vaya la nota, y lo suficientemente lejos para que al tenerla la puedas decir.


Más respuestas de Carlos Loret de Mola publicadas en exclusiva por Canal100.com.mx

1.- Un periodista puede tener amigos políticos, eso es muy del gusto de cada quien. Lo que pienso, a mi corta experiencia, es que no se trata de procurar de manera premeditada ser amigo de un político, porque a la hora de que hay que criticar a la mejor debes callarte porque ese fue el compromiso.

2.-
Hay tres coberturas periodísticas que me ha fascinado realizar:
Primera: la guerra de Afganistán, en donde descubrimos un campo de entrenamiento de Bin Laden y una fábrica de armas químicas. Ahí conviví con la muerte todos los días las 24 horas. Me ubiqué a diez kilómetros de donde acribillaron al periodista Julio Fuentes. Sin duda esa cobertura de Afganistán me marcó.
Segunda: estuve viviendo una temporada en las sierras de Sinaloa, Chihuahua y Durango con narcotraficantes de menor escala. Yo estaba investigando el efecto económico del narcotráfico en el país. Escribí un libro sobre ese trabajo periodístico que se llama El Negocio.
Tercera: el trabajo periodístico que hice sobre el conflicto de los pobladores de Atenco con el proyecto de construir un nuevo aeropuerto de la ciudad de México en esa zona del Estado de México. Cuando el conflicto se puso al rojo vivo pedí (aquí en Televisa) que lleváramos una unidad móvil para transmitir en vivo. Era muy peligroso porque el pueblo estaba enardecido y habían secuestrado a funcionarios del gobierno. En Televisa confiaron en mí y los líderes del pueblo también. Pusieron una condición, que transmitiéramos todo en vivo y sin cortes. Y así lo hicimos. Entramos al pueblo y hasta donde tenían a los secuestrados. La gente de San Salvador Atenco no quería que yo hablara a favor de ellos ni que el gobernador Montiel no apareciera en pantalla, los de Atenco sólo pedían tener voz en la televisión. Querían ser escuchados y que la gente conociera su punto de vista. Yo les ofrecí que todo sería en vivo, que verían en televisión las entrevistas que yo haría en el mismo momento. Aceptaron y los hicimos.

3.- Aún cuando en Televisa estamos viviendo una apertura informativa total, hay gente que todavía desconfía de Televisa. Hay que pagar por los pecados que se cometieron (en Televisa) en el pasado. Los que más desconfían son los grupos que se vieron más afectados en el pasado por las políticas editoriales de Televisa. Hay que pagar ese precio.

4.- Cuando los habitantes de San Salvador Atenco se dieron cuenta de que estuvieron más de diez minutos en vivo en televisión diciendo lo que se les daba la gana, terminaron por regalarme un machete. Hice la cobertura periodística normal, la que se debe de hacer. Al día siguiente transmitimos en vivo un debate entre el Procurador del Estado de México y el líder de Atenco.

5.- La gente que está más informada y enterada, se da cuenta que la actitud de Televisa no es la misma de antes.

6.- La responsabilidad periodística es saber separar los intereses personales y de empresa de los intereses nacionales. Nuestro objetivo tiene que ser presentar la información, realizar las denuncias y olvidarnos de cuánto nos puede beneficiar como comunicadores en lo personal, y a nuestros jefes como empresa.

7.-
Lo mejor hoy es apostar por la pluralidad. Es casi un seguro, porque todo mundo te respeta y adquieres credibilidad. Hay que presentar todos los ángulos posibles de la noticia. La sociedad, que está evolucionado muy rápidamente, se da cuenta quien tiene la verdad o la razón.

8.- La única riqueza a la que podemos aspirar los comunicadores es la credibilidad. Es la que nos da de comer
y por la que nos contratan. El problema de la credibilidad es que la puedes perder en una nota, aún cuando te haya costado construirla años.

9.- En el 2000 fueron muchos los empresarios, algunos destacadísmos de radio, que se entregaron a Labastida
y no les salió la jugada.

10.- Si a mí me dicen entrevista a ese cabrón, en ese momento es entrevistar a esa persona y como sea lo hago. Yo me siento vulnerado en mi orgullo si no consigo lo que me pidieron.

11.- Yo trabajaba con Ricardo Rocha como reportero y un día me llamó Luis Vázquez, quien es el Productor General de Noticieros de Televisa, y me dijo que si quería hacer un casting porque estaban por iniciar un nuevo proyecto de noticieros para Canal 4 y buscaban un conductor. Fui a la media hora. Hice el casting y antes de que llegara a mi casa ya me habían hablado para decirme que me habían seleccionado.
Cuando me contrataron, Leopoldo Gómez, Vicepresidente de Noticieros, me dijo que yo tenía total libertad para elegir los contenidos del noticiero. Esa política para mí es inmejorable.

12.- Yo pido consejos, porque sé que no siempre tengo todos los pelos de la burra en la mano. Hay notas a las que no les encuentras la cuadratura o no sabes lo que puede haber detrás.

13.-
En materia de contenidos, el que decide en el noticiero es el conductor, no el productor. Al menos así es en mi caso. Yo jerarquizo las noticias. La noticia más importante del día es la que durante más tiempo va a ser recordada. Y te pongo un ejemplo: me da mucho orgullo decir que cuando salió la noticia de la clonación, en nuestro noticiero la colocamos como la más importante, y no nos equivocamos. Muchos periódicos la pusieron como nota regular o menor. Nosotros le dedicamos como 20 minutos. Hicimos entrevistas, buscamos opiniones y dimos cuanta información encontramos sobre el asunto. A los dos días todo el mundo estaba en el tema de la clonación de lleno.

14.- En la época de la represión, periódicos como Excélsior se distinguían a nivel internacional por sus entrevistas con personalidades de todo el mundo. Era la época en la que los medios hablaban poco de lo que pasaba en México y por eso buscaban notas del extranjero. Ahora que se habla casi todo el tiempo sólo de México, yo pienso que no debemos olvidar lo que sucede en el extranjero.

15.- Hemos perdido la costumbre de contrastar con la realidad los dichos del poder. Hoy los políticos no necesitan comprobar las cosas, sólo basta con que las digan. En los noticieros tenemos que contrastar las declaraciones con la realidad, porque hoy en día caemos fácilmente en difundir sólo guerras de declaraciones.

16.- Yo no sé si TV Azteca tenga o no la razón en el conflicto con CNI, lo que me queda muy claro es que nadie puede hacerse justicia por propia mano. Eso es inaudito. Lo que es francamente atroz es que los mexicanos nos hayamos dado cuenta de que el Estado se va de vacaciones. Finalmente nos dimos cuenta de que no era el Estado sino los hombres del poder los que andaban de vacaciones, pero que en el país seguían sucediendo cosa de primera importancia. En la temporda vacacional de diciembre del 2002 sucedieron notas de esta magnitud: llegó Gloria Trevia, se aprobó el presupuesto, se detonó el asunto de la clonación, sucedió lo del Canal 40 y estuvo a punto de estallar una de las crisis más graves en el campo mexicano. Yo estuve trabajando todas las vacaciones. Nunca me faltaron noticias.

17.- Lamento que se esté poniendo en riesgo un proyecto periodístico de la talla del de Ciro Gómez Leyva.

18.- A mí no me preocupa que el Presidente Fox conteste a las críticas, lo que sí me preocupa es que utilice elementos del Estado para defenderse de las críticas, porque entonces ahí la pelea es desigual. Ejemplo: si yo critico al Presidente y me llama el vocero para pedir espacio para su réplica, yo le contesto que está en todo su derecho. El problema es que la tentación del poder sea presionar por el lado del apretón de tuercas, ya sea por el lado de la publicidad o de las llamaditas. Es una frontera muy peligrosa la que se está recorriendo. Una prueba: los últimos meses algunos periodistas tuvieron que declarar en la Procuraduría porque querían que revelaran sus fuentes. Y un periodista no debe revelar sus fuentes, primero me meten al bote que revele mis fuentes.

19.- Yo no pido una licencia de juventud, sé que si quiero jugar en las grandes ligas me va a lanzar el pitcher que ha estado en cuatro series mundiales y debo enfrentarlo.

20.- El noticiero que yo conduzco lo ven a diario entre 7 y 9 millones de personas.

21.-Yo prefiero pecar de pesimista que de optimista, porque no quiero a la fuerza presentar una realidad que no es. El optimismo lo saborean desde el poder, y no estamos ahorita para hacerle el juego a nadie. Prefiero presentar una realidad pesimista, porque dicen que el optimista es un pesimista mal informado. La lección de periodismo número uno es la siguiente: a diario entran cuatro mil barcos al muelle, la nota es el que se hundió. Hay que obligar al poder a hacerse cargo de los problemas.

22.- Yo creo que el periodista por antonomasia debe de ser incómodo. No se trata de ser mamón, pero sí de ser escéptico. Debe señalar e incomodar. Si no incomodas quiere decir que seguramente faltó parte de la investigación. Por ejemplo: está muy bien el cambio de la democracia, pero si va a haber este cambio prometido pues vamos a entrarle a los Amigos de Fox. A lo mejor es una piedrita en el zapato, pero no debe evadirse.

23.- No hay mejor impulsor de la audiencia, del rating, que un buen reportaje. El contenido es la estrella del noticiero.

24.- Yo pienso, al igual que Joaquín López Dóriga, que el periodista debe informar, no formar. Debemos de ser respetuosos con los contenidos en cuanto a violencia, sexo y horarios, pero nuestra labor es informar. No podemos educar desde los noticieros, yo no estudié para maestro.

25.- El compromiso como periodista es tomarle una fotografía a la realidad y presentarla al público. El asunto es dónde se coloca el fotógrafo. Hay quien toma la foto para que se vea el bosque bonito y hay quien dispara desde la coladera.

26.- En radio y televisión, hoy por hoy, tengo la misma libertad.

27.- No tomo ni fumo, trato de llevar una vida sana y soy feliz así. Voto pero no tengo partido político. Voto por las personas y no por los partidos.



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