Javier Solórzano reflexiona: sin perder lo esencial,
sin ser camaleónico, hay que adaptarse al nuevo medio. Hay que entender
el proceso de privatización. Cómo seguir pensando que trabajar
en el sector público y la televisión gubernamental siguen vigentes,
necesariamente, si el mundo entero nos está demostrando lo contrario.
Hay que transformarse sin perder lo esencial. No se trata de pararse frente
al tren para que te atropelle. Ahora hay que encontrar la manera de subirse
o de torearlo, para seguir buscando la esencia de lo que piensas de tu profesión.
Javier Solórzano sostiene una conversación personal. Es hombre
de su tiempo. Mira cómo se transforma la sociedad y él hace lo
propio. Como buen futbolista, no le gusta estar lejos de la jugada.
JOSE ANTONIO FERNANDEZ: ¿Imaginaste alguna vez
que serías un comentarista de radio y televisión rentable?
JAVIER SOLORZANO: No, nunca.
J.A.F.: ¿Qué piensas
de que seas rentable?
J.S.: Yo no puedo negar que la rentabilidad es una ventaja. Me gusta
saber que lo que hago es vendible.
J.A.F.: ¿La rentabilidad te
limita o te da mayor seguridad?
J.S.: Por supuesto que te da mayor seguridad. Sabes que el respaldo no
solamente te lo da la empresa en la que trabajas, sino que también te
lo dan los anunciantes, a los que siento como espectadores de mi trabajo.
Quiero destacar una cuestión importante: la rentabilidad no es sinónimo
de credibilidad con el auditorio. Hay casos de alta rentabilidad que no tienen
credibilidad.
J.A.F.: ¿La rentabilidad obliga
a que la información sea objetiva?
J.S.: No necesariamente. Si el publicista o el que está detrás
del publicista se mete para influir, las cosas toman un giro tal que se vuelven
insoportables. En cambio, si se mete porque le gusta el espacio que tú
haces y sabe que tienes audiencia, entonces la dimensión es otra. Su
producto está respaldado por un programa más profesional, más
fuerte y más importante. Así la relación es saludable.
J.A.F.: ¿Requieres de libertad
para ejercer bien tu profesión?
J.S.: La libertad es la mejor manera de que las cosas puedan caminar
en nuestra sociedad. Pero aclaro que la libertad sola no lo es todo. Se requiere
de la capacidad profesional del que la utiliza. Hay que saber usarla.
J.A.F.: ¿Qué significa
para tí saber usarla?
J.S.: Son muchas cosas. Es la capacidad profesional, el nivel de conocimientos,
el compromiso, la necesidad de verificar fuentes...
J.A.F.: Citar fuentes es algo que
es común en la prensa escrita y en la radio; en la televisión
es poco visto. ¿Sería útil que los noticieros de televisión
lo hicieran?
J.S.: Por supuesto que sí. Pero yo creo que la televisión
vive una especie de temor. Aunque este medio juega un papel muy importante,
te puedo decir que la radio ha cubierto mejor acontecimientos como las elecciones
en Guanajuato (que entonces perdió Vicente Fox) y San Luis Potosí
(donde el candidato del PRI terminó por abandonar la gubernatura).
J.A.F.: ¿Para cuándo
consideras que se dará una apertura en la información televisiva
similar a la de la radio?
J.S.: En el momento en que se rompa el monopolio (de Televisa). Y este
comentario no es contra nadie; es una ley del mercado de la sociedad actual.
Se requiere que surjan nuevos empresarios que quieran jugársela,
que pongan en la pantalla nuevas concepciones políticas, informativas
y creativas. En ese momento la televisión va a avanzar. Hay que hacer
las cosas de otra manera. Te doy un ejemplo: Gutiérrez Vivó en
ocasiones se puede llevar hasta 40 minutos o más hablando de una sóla
cosa, sin cortes comerciales. No hay esa exigencia detrás de él
para meter a fuerza todas las notas.
Ahora se necesita explicar la noticia. Esta técnica informativa a la
gente le ha gustado y la radio se escucha. En televisión, el programa
Nexos es un buen esfuerzo de lo que digo.
J.A.F.: En los noticieros de televisión
prácticamente nadie comenta la noticia; tú eres de los pocos que
opinan. ¿Las razones por las que lo haces son personales o profesionales?
J.S.: Profesionales. Recuerdo que mis maestros de la universidad -Froylán,
Granados Chapa, Paco Prieto-, más que pedirnos decir las noticias, solicitaban
nuestra opinión. No lo hacían como un ejercicio obligado sino
como una especie de método ante la vida.
En ocasiones me doy cuenta que me excedo. Sin embargo, cuando veo que puedo
agregarle dos o tres elementos a una nota, elementos que estoy convencido en
decirlos porque los he leído, razonado y reflexionado, lo hago sin ningún
empacho.
Aclaro que cuando no sé de lo que hablo no hago ningún comentario.
J.A.F.: A la gente le gusta que opines,
¿a qué lo atribuyes?
J.S.: Para el espectador es un atractivo cuando te sales del guión
porque puede identificarse contigo. El público quiere una nueva relación
con los medios y rechaza la información acartonada.
J.A.F.: El perfil de la televisión
cambia, ¿cambiarías de canal?
J.S.: Es algo que no he pensado.
J.A.F.: En la actualidad tú
tienes la oportunidad de trabajar en la televisión estatal y en una radiodifusora
privada. Como tu caso hay más conductores.
¿Consideras que ahora que se habrán más oportunidades para
trabajar en televisoras privadas, de cable o abiertas, seguirás teniendo
la misma posibilidad o, paradójicamente, crees que este tipo de opciones
se van a cerrar y los conductores tendrán menos libertad y deberán
comprometerse con una sóla empresa de comunicación?
J.S.: Ante el rompimiento del monopolio yo creo que se abre una opción
importantísima de trabajo; y esto sí lo quiero ponderar.
En concreto a tu pregunta, creo que inicialmente se abrirá y luego se
cerrará. Esto es, considero que las empresas no podrán pagar indiscriminadamente;
tendrán que dar muy buen sueldo a los que verdaderamente quieran. Al
momento que alguien llegue y te diga: yo quiero que estés aquí
y te pago tanto, tendrás que optar.
J.A.F.: ¿Consideras que sería
una falta de ética profesional que un conductor acepte irse a otra televisora
porque le pagan mejor? ¿Se valdrá?
J.S.: Yo creo que es la ley del mercado. Cuando a un ejecutivo de banco
se lo quiere llevar la competencia, la decisión la tiene el ejecutivo
al que le ofrecen el trabajo; él sabrá si quiere o no quiere.
Ya no se puede vivir de la camiseta.
J.A.F.: ¿Es el caso de Raúl
Orvañanos (que se fue de Imevisión a Televisa)?
J.S.: Yo no puedo entrar en un juicio de carácter moral con lo
de Raúl. Él consideró que Televisa era mejor opción,
que las condiciones eran más favorables, y dijo adelante. Raúl
está en un área en que la ley del mercado es muy importante, no
es el caso de noticias.
No hay que olvidar ejemplos dolorosos de gente muy querida a la que el cambio
no le resultó favorable. Hay que tener cuidado.
J.A.F.: Una nueva paradoja: ¿Consideras
que los conductores de noticiarios podrán afiliarse a algún partido
político o, ahora que la sociedad es más abierta, deberán
quedarse en una posición apartidista?
J.S.: Es algo en lo que ya he meditado. Me parece que la sociedad mexicana
podrá aceptar que algunos conductores lo hagan en tanto considere que
esos conductores le pertenecen más a ella que a los partidos políticos;
pero aquellos que la sociedad piense que sus compromisos con algún partido
provoca que sesguen la información, en ese momento se dará un
rompimiento entre el público y el conductor y se perderá toda
credibilidad.
En estos tiempos le hace mejor a la sociedad el que los conductores de noticiarios
se mantengan a distancia de las organizaciones partidistas.
Los espectadores esperan objetividad, análisis y emisión de juicios
que tengan la intención de aportar.
¿Qué tipo de campaña publicitaria política es mejor para una candidata o candidato a un puesto de elección?
Definitivamente la campaña de guerra sucia es más efectiva, que incluya todo tipo de mentiras, Fake News y chismes que enloden al candidato o candidata adversaria
25 %
Es mejor una campaña que se base en propuestas y contar lo que en verdad cree y quiere hacer el candidato o la candidata