Para complementar esta entrevista, le recomendamos
también consultar la entrevista publicada en la Revista Telemundo:
- Entrevista
con José Ramón Fernández, en la que habla de las razones
que lo llevaron a decidir quedarse en TV Azteca.
José Ramón Fernández, polémico
antes que nada, comentarista y narrador deportivo desde hace 22 años,
da en esta entrevista sólo unos cuantos de sus puntos de vista. De memoria
y lenguaje sueltos, es capaz de alargar cualquier tipo de respuesta, porque
una cosa lo lleva a la otra, siempre tratando de avanzar en el nivel de la conversación.
JOSE ANTONIO FERNANDEZ: La gente ya
se acostumbró a que aparezca José Ramón Fernández
en la pantalla ¿Me puedes decir que hacías antes y cómo
llegaste a ella?
JOSE RAMON FERNANDEZ: De chico siempre me gustó mucho el deporte.
Como futbolista fui malísimo, aunque era un perro en la cancha. Me gustaba,
también, la oratoria. Llegué a ganar concursos de la escuela.
Viví unos años en España donde hice una maestría
en Literatura y me recibí con un tesis sobre García Lorca.
Cuando regresé a Puebla, aquí en México, entré a
estudiar Administración de Empresas. En ese tiempo daba clases de literatura
e historia en las preparatorias, lo hacía para mantener mi carrera. Entonces
se dio la oportunidad de trabajar en un canal de la televisión local
de Puebla, que era propiedad de Televisión Independiente de México
(TIM).
J.A.F.: ¿Qué hacías?
J.R.F.: Hacía de todo, igual administraba que vendía comercialización,
que narraba partidos de futbol.
J.A.F.: ¿Cómo llegaste
a la pantalla?
J.R.F.: Un día substituí a un comentarista.
Había una transmisión de un partido amistoso Italia-España.
Como a mí me gustaba (y me gusta) mucho el futbol, fui a verlo a la estación.
Me di cuenta que el locutor que lo narraba, en forma insistente, estaba dando
mal el marcador. Decía que España iba ganando uno a cero, cuando
era justo al revés. Yo le dije al productor (creo que era Armando Lafitte)
que estaban dando el marcador equivocado. El productor me dijo: métete,
nárralo tú. Al medio tiempo tomé el micrófono y
narré la segunda parte. Y ahí me seguí. Al principio no
cobraba. Ayudaba y hacía de todo.
Cuando terminé mi carrera vino la fusión (1972) de Telesistema
Mexicano (comandado por Emilio Azcárraga) con TIM (la televisora del
Grupo Monterrey). Yo ya venía a México a narrar algunos partidos
con Eduardo Andrade, en lo que era canal 8 (TIM).
J.A.F.: ¿Trabajabas para Televisa?
J.R.F.: No, lo hacía para canal 8 (TIM) cuando todavía
no se fusionaban. Me tocó conocer a Don Joaquín Vargas, cuando
era director de ese canal, luego fue cuando entró de director Martínez
Urdal apoyado por Luis de Llano, padre, y se da la guerra entre canal 8 y Telesistema.
Surgen programas de mucho arrastre en canal 8 como Los Polivoces, Juan Pirulero
y Los Hermanos Coraje. Toda esa época se terminó, lamentablemente,
con la fusión (de TIM con Telesistema). Me conectan, entonces, con Jaime
Haro y Lalo Orvañanos para hacer un programa ya en Televisa. Lo hice
unos seis meses. En agosto de 1973, Luis de Llano padre me llama al 13, por
medio de Carlos Alazraki, el dueño de la agencia de publicidad, quien
trabajaba en el 13 como Gerente de Producción. Fui a ver a Don Luis de
Llano y me propuso hacer un programa deportivo. Me citó un día
en su oficina. En su pizarrón tenía anotados una serie de nombres.
Me pidió que los leyera.
Leí DeporTV y me dijo: ¡ése es el nombre! Así empezó
y ahora acaba de cumplir veinte años.
J.A.F.: ¿Qué director
o directores consideras que fueron los mejores de la televisión estatal?
J.R.F.: El mejor, quizá, González Pedrero, quien sacó
al canal de las calles de Mina y se lo llevó a las actuales instalaciones
de Periférico. En ese tiempo se hicieron cosas interesantes de producción
local y se adquirieron series extranjeras de gran calidad. Le dio un gran impulso.
Otro que me parece que intentó hacer un gran trabajo y estuvo cerca de
cuajarlo fue Pablo Marentes. El problema fue que IMEVISION creció mucho
en número de gente.
Los administradores que manejaron el canal 13 han sido de los mejores como administradores.
Pero la perdición del Canal 13 fueron sus directores, todos los demás.
Tuvimos desde gastroenterólogos hasta políticos de carrera como
Alvarez Lima, con el que tuve las mayores diferencias, fue el peor.
J.A.F.: A 20 años de existencia
de la televisión gubernamental, ¿consideras que debió existir
como tal o no?
J.R.F.: Yo creo que sí. El problema es que nadie le pudo encontrar
los objetivos de una televisora pública, más que gubernamental.
Lo han podido hacer en la RAI en Italia, en Televisión Española
y en la BBC de Londres, pero aquí no se pudo. El problema de Canal 13
es que cuando nace se encuentra con un gran monopolio (Televisa) enfrente que
tiene una fuerza descomunal. Difícilmente en otro país del mundo
existe un caso como el de aquí. En otras naciones ha pasado lo contrario.
Primero se dio el monopolio televisivo del gobierno y luego se abrieron a la
inversión privada. Aquí es a la inversa. Televisa tiene cuatro
canales de televisión abierta y un sistema de cable que le dan todas
las posibilidades de negociación comercial y de programación.
En cambio al Canal 13 (cuando era del gobierno) le pedían que fuera (todo
al mismo tiempo): educativo, cultural, de entretenimiento, político,
que generara audiencia y que comercializara y enfrentara a un grupo tan poderoso.
Todo esto sin continuidad de sus cuadros directivos.
Canal 13 tuvo unos 17 directores en 20 años. Así era muy difícil.
Aquí cuando el gobierno no tenía dinero se abrían las puertas
de la comercialización, hasta los cigarros y las bebidas; pero cuando
el gobierno tenía dinero se restringía la comercialización.
Hoy sí, mañana no. Así fue la historia. Sin planes a largo
plazo. No se manejaban bien los presupuestos. Hubo corrupción, un gran
atraso tecnológico y muchos problemas.
J.A.F.: Hablando ahora de tí,
¿alcanzas altos índices de audiencia desde el inicio de DEPORTV?
¿Planearon su éxito?
J.R.F.: No, las cosas salieron bien. Aunque no tuvimos un gran auditorio
desde el principio. El programa lo fuimos conformando. Quisimos tomar un estilo
que no fuera acartonado y eso le gustó a la gente.
J.A.F.: ¿Qué significa
no ser acartonado?
J.R.F.: Significa que si tienes calor puedes demostrarlo, que si estás
despeinado puedes arreglarte el pelo y decirlo, que si quieres decir algo que
no esté dentro del script lo puedes hacer, que platiques como si estuvieras
en tu casa y que si no estás de acuerdo puedas disentir.
J.A.F.: ¿Ustedes buscaban tener
audiencia?
J.R.F.: Luchábamos porque nos vieran. Yo siempre busqué
hacer cosas para atraer al público. Mira, cuando yo llegué a la
televisión había un equipo de futbol (el América) y diecinueve
más. Yo busqué el equilibrio.
J.A.F.: ¿Qué hiciste?
J.R.F.: Primero contratar los derechos para transmitir los partidos de
los demás (Pumas, Guadalajara...), y luego impulsarlos al máximo.
Había que hablar y comentar sobre ellos.
J.A.F.: ¿Planeaste la controversia
que tienes con Televisa?
J.R.F.: No, fue saliendo. No por ser antiamericanista (que lo soy y de
por vida), sino por todo lo que rodea a ese equipo.
J.A.F.: ¿La idea de que Raúl
Orvañanos y tú aparecieran juntos sí fue planeada?
J.R.F.: A mí no me gusta hacer las cosas solo. Cuando empezamos
yo sabía que tenía que conformar un equipo con especialistas.
Con Orvañanos yo tenía la oportunidad de aprender más de
futbol y él de aprender a hablar español. Cuando logramos el equilibrio
creo que conseguimos ser una gran pareja, con una gran credibilidad en el medio.
Yo era el duro, el que daba los golpes, y él el ecuánime. Se dio
un equilibrio muy bueno.
J.A.F.: ¿Por qué se
va Raúl Orvañanos a Televisa?
J.R.F.: Quizá él se cansó de trabajar-sufrir en
el 13, o se encontró con la oportunidad de ganar un mejor sueldo y ser
jefe.
J.A.F.: Desde que se fue Orvañanos
a Televisa ya no tienes contrapunto.
J.R.F.: Sí lo tengo con Javier Solórzano en las mañanas
(cuando se hizo la entrevista Javier Solórzano conducía el noticiero
matutino de Imevisión). Conversar con él es extraordinario.
J.A.F.: Yo me refiero a otro comentarista
deportivo. Normalmente todos están de acuerdo contigo. No tienes al Raúl
Orvañanos que, con toda tranquilidad, luego de dejarte hablar, te decía
un simple no. Eso era divertido. Despertaba público.
J.R.F.: En ocasiones Raúl me decía: oye, hace dos o tres
programas que no dices nada, ¿no has oído las estupideces que
declaró tal o cual? Entonces yo, en respuesta a lo que me decía
Raúl, en el siguiente programa me iba contra ellos, y ya que lo hacía
Raúl comentaba al aire: José Ramón, no es para tanto (ríe
como acordándose).
Así era. Nunca lo planeamos. Yo lo estimo a pesar de que diga otras cosas.
Son dieciocho años los que estuvimos juntos. Ahora con Carlos Albert
es diferente, porque maneja una línea muy dura. Uno de estos días
vamos a ir a la cárcel los dos.
J.A.F.: Este estilo como de piedra
en el zapato, de denunciar, de señalar, ¿te sientes la molestia
en la televisión gubernamental?
J.R.F.: Sí, claro que lo siento. Mira, el día que (luego
de muchas vueltas) Guillermo Cañedo me entregó mi acreditación
para el Mundial de México 86, me dijo: créeme José Ramón,
tus enemigos los tienes ahí dentro (de Imevisión). Yo me quedé
con esa frase muy grabada y veo que la gente de Televisa está en la guerra
pero por el auditorio. Hubo muchos directores que me dijeron: José Ramón,
es la última vez que te lo digo, si te vuelves a meter con el América
te vas de la empresa. Eso lo viví muchas veces.
J.A.F.: ¿Te corrieron alguna
vez?
J.R.F.: Una vez, solamente. Lo hizo Claudio Farías. Resulta que
contrató a Angel Fernández. Le cayó más simpático
y me hizo mi cheque de liquidación. Fui a su oficina. Afortunadamente
era de mi tamaño. Lo tomé de la solapa, lo jalonée brutalmente
y le rompí el cheque en su cara. Le dije que no aceptaba la liquidación
pero que sí aceptaba hacer exclusivamente el programa Deportv, sin meterme
en nada más. Así fue. Hice el programa con muchos problemas, porque
lo querían desbaratar. No fui al Mundial de España. Mientras tanto
estudié una maestría en Administración Pública en
la UNAM. Cuando inició el nuevo sexenio, en el 82, Pablo Marentes me
reinstaló en Eventos Deportivos.
J.A.F.: En toda esta historia hay
una actitud estoica de parte tuya.
J.R.F.: Posiblemente. Mis veinte años de duración creo
que lo son, y perdón que yo lo diga, porque he sido muy honesto, luchador,
estoico y he tenido gran habilidad para desaparecer en los momentos difíciles
de los directores. Mi padre me enseñó dos cosas: a tener una línea
muy recta y a ser muy honesto. Eso me ha servido más que nada.
J.A.F.: Casi nadie es polémico
en México. Tú lo eres. ¿Lo disfrutas y lo planeas?
J.R.F.: No es fácil hacer polémica. A mí me sale
espontánea. Trata de hacerla y verás que no es fácil.
Y confieso que en ocasiones sí es una táctica.
J.A.F.: En momentos me parece que
los deportes son para tí un mero pretexto y pienso que lo que te gusta
es hablar sobre lo que te está tocando vivir en el mundo.
J.R.F.: A mí me gusta mucho estudiar y trato de aportar mis conocimientos
cuando hablo de deportes. Me habría fascinado haber sido un comentarista
de carácter noticioso, manejando el mismo estilo que tengo en los deportes.
Lo que sí busco es trascender el deporte, porque a veces es muy trivial.
Yo lo mezclo con los problemas del país y del mundo.
J.A.F.: ¿Has corrido riesgos?
J.R.F.: El único: que me digan adiós. Para mí fue
una gran satisfacción el día que me enteré que hace muy
poco Emilio Azcárraga Milmo reunió a todos los comentaristas de
la televisión privada para decirles que llevan 20 años estando
equivocados. Para mí eso fue una gran satisfacción. Como lo es
que se lleven a Raúl Orvañanos y se convierta en su cronista más
destacado.
Lo importante es, creo, que la gente busca el contenido, no las grandes escenografías.
El público busca a aquél que dice algo. Cuando inventamos el programa
Los Protagonistas, para el Mundial del 86, yo me pregunté: ¿qué
le falta a esto? Yo no quería hacer un resumen trivial de goles. Necesitábamos
algo. Entonces le metimos un poco de humor, que yo incluí con la intención
de que tuviera un sentido crítico y un interés social, que nos
hablara con buen humor cómo eran otros pueblos (con Oscar Cadena y Andrés
Bustamante); ahí surgió la idea de que participaran especialistas.
Tuvo éxito porque logramos reunir a la familia.
J.A.F.: En México la publicidad
se maneja en forma muy peculiar. En otros países podemos encontrar revistas
de polémica, política y puntos de vista diferentes y están
llenas de anuncios. En México no es así. La publicidad busca entrar
en medios que no sean molestos. En este sentido, ¿cuál ha sido
tu relación con los publicistas y con la inversión publicitaria
en general?
J.R.F.: Al principio muy difícil, pero después muy buena.
En un inicio el 13 era muy chiquito, no existía la Red Nacional. Ellos
siempre alegaban la cobertura. Pero hubo clientes que desde el principio confiaron
y le entraron. Yo, en forma personal, iba a ver a los publicistas. Eso ayudó
mucho porque empezaban a creer en lo que hacíamos porque se los explicaba.
Les decía cómo trabajábamos, los conocía. Así
los programas deportivos del 13 se han mantenido con inversión publicitaria
sin que los publicistas hablen de costos por millar ni de ratings, que siempre
me los dan castigados.
J.A.F.: ¿Crees que a tí
te bajan el rating?
J.R.F.: Claro. Nos dan doce, trece o catorce puntos. No creo en los ratings.
J.A.F.: ¿Algún publicista
te ha sugerido o insinuado que dejes la polémica?
J.R.F.: Sí ha habido algunos que me han insinuado, que me han
dicho que no entran en los programas de Deportes porque atacamos mucho, pero
en general creo que los publicistas son respetuosos. Saben que somos una opción
y cuando pueden buscan aprovecharla.
J.A.F.: ¿Qué es lo que
más te gusta de lo que haces?
J.R.F.: Yo gozo siendo entrevistador. Prácticamente siento un
orgasmo cuando entrevisto.
J.A.F.: ¿Cuál es tu
expectativa ahora que la televisión gubernamental se privatiza?
J.R.F.: Creo que se darán cambios radicales a mediano y largo
plazo, no a corto plazo.
J.A.F.: ¿Qué tan radical?
A lo mejor la gente está esperando algo más de lo que va a pasar.
J.R.F.: La gente tiene que esperar más. Y yo soy uno de esos.
Yo estoy esperando que pase algo. Que la televisión cambie. Si los grupos
que van a llegar a comprar la televisión van a hacer lo mismo, será
terrible.
J.A.F.: ¿Puede suceder?
J.R.F.: Sí, pero tienen que hacer otro tipo de televisión.
Más combativa, con más idea y más talento. Tendrán
que trabajar nichos diferentes a los que hace la otra televisión. Ya
sabemos que ellos (Televisa) hacen novelas excelentes, aquí hay que producir
otro tipo de programas. Algo importante: no deberán traer a nadie de
la otra empresa. Es necesario que aquí se hagan figuras. Hay talento,
hay que buscarlo. Yo confío en que el grupo que se quede con la televisión
va a tratar de hacer un cambio. Debe de hacer un cambio.
J.A.F.: ¿En qué sentido
el cambio?
J.R.F.: En programación. En la idea de hacer, vender y anunciar
en televisión. Este es el momento para hacer ese cambio.
J.A.F.: Yo tengo el temor de que los
nuevos canales se llenen de programación adquirida en el extranjero.
Hay tanta oferta internacional, que les sería muy fácil mañana
armar dos canales nuevos. Importar cultura en forma permanente y olvidarse de
lo que podemos hacer aquí, lo que sería una pena.
J.R.F.: Los que compren tienen que producir. Si no lo quieren hacer ellos
directamente, deberán rodearse de productoras que les produzcan, que
les vendan productos terminados, como sucede en otras partes del mundo.
J.A.F.: ¿Pudiera ser ingrata
la privatización con José Ramón Fernández?
J.R.F.: Pudiera serlo.
J.A.F.: En lo personal, ¿esperas
algo?
J.R.F.: No tengo interés de que se reconozca que llevamos 20 años
aquí, porque eso es una satisfacción que llevamos dentro. Espero
que se nos apoye para continuar. Todavía, como dicen los deportistas,
tenemos varios años por delante para dar un extraordinario rendimiento.
J.A.F.: Yo tengo una sugerencia con
base en los éxitos de la televisión estatal. ¿Pudiéramos
pensar que uno de estos dos canales que se privatizan se dedicara exclusivamente
a los deportes y al humor? Sería un estilo único en México
y, creo, en el mundo.
J.R.F.: Tú idea sería bendita. De hecho, yo le he propuesto
algo parecido a algunos compradores, cuando me han preguntado qué hacer
con esto.
J.A.F.: ¿Tienes algo personal
en contra de Televisa?
J.R.F.: No, en absoluto. Es una empresa a la que admiro por su potencial
económico y técnico, por su enorme expansión. Pero no estoy
de acuerdo con sus formas de proceder. Me parece que es avasallante y, bueno,
eso ya se acabó. Es más, creo que Televisa debería propiciar
la competencia .
|