Roberto Gaudelli nació en Argentina el 16 de
septiembre de 1955, justo el día en que cayó el gobierno del general
Perón. Ese día, mientras su madre lo paría, su padre estaba
en la Plaza de Mayo de Buenos Aires defendiendo a Perón. Su familia decidió
no registrar el nacimiento del pequeño Roberto el 16 de septiembre porque
consideraron que la fecha de la caída de Perón era un día
negro para Argentina, por eso Roberto Gaudelli tiene como resgistro de nacimiento
el 18 de septiembre de 1955. Es un dato que tiene un alto significado aunque
parece sólo un asunto simpático y curioso.
Cuenta que en la Argentina de los sesentas y setentas se vivía con una
alta carga social. Recuerda que en la preparatoria participaba al menos dos
veces por semana en manifestaciones callejeras que comunmente eran recibidas
a palos y gases lacrimógenos por las fuerzas policiacas ("no era
como aquí en México, donde los policías hacen valla para
dar paso a la manifestación y dejan que los manifestantes le mienten
la madre a la misma policía, en Argentina las cosas eran muy distintas").
Gaudelli era líder estudiantil, pertenecía a las Juventudes Peronistas.
José Antonio Fernández: ¿Tú
estabas consciente de por qué salías a la calle a manifestarte?
Roberto Gaudelli: Sí, claro. Es que tú
no puedes salir a la calle sabiendo que te van a dar de palos si no tienes una
ilusión y un ideal político.
En 1975 muere Perón, su mujer Isabel asume el poder en 1976 y es derrocada
por el general Videla. Ahí inicia una persecusión política
sangrienta en Argentina que duró hasta 1982 (lo más fuerte fue
de 76 a 80, que fue la época de los 27,000 desaparecidos y cuando surgen
las madres de la Plaza de Mayo).
De 76 a 80 yo ya estaba menos en la militancia. Ya para entonces estudiaba Letras
en la Universidad, y a la mitad de la carrera decidí cambiarme a Arquitectura,
J.A.F.: ¿Te selló para toda la vida esto
de participar en manifestaciones en épocas muy difíciles?
R.G.: Cuando estás en la militancia política
necesitas disciplina, y cuando sabes que te van a dar de palos dos veces por
semana también requieres disciplina. La Argentina del 76 al 80 era de
terror. En ese entonces patrullaban Buenos Aires unos automóviles Ford
Falcon verdes sin placas que, literalmente, chupaban a la gente en la calle.
Se respiraba el horror en la ciudad. En ese entonces la política del
gobierno era que si no estabas con ellos estabas en su contra, y hacían
cualquier cosa con tal de aniquilar a los enemigos del "Estado".
J.A.F.: ¿Qué te pasó en ese
entonces, te desilusionas y te sales del país?
R.G.: En 1982 yo me dije: Argentina es un país
sin presente y sin futuro. ¿Para qué le busco?
Y como los argentinos todos descendemos de los barcos, la cosa de migrar y emigrar
es como natural en todas las familias. Lo único que hice fue cambiar
de tecnología: un buen día tomé un avión y volé
hasta México.
J.A.F.: ¿Qué le dijiste a tu familia?
R.G.: A mi mamá casi le da un shock, pero
mis padres eran conscientes de que la situación era muy difícil,
era un país que te condenaba a tener muy pocas perspectivas. Las oportunidades
de trabajo estaban muy mal y la sittuación con el presidente Alfonsín
se puso cada vez peor. Y ellos (mis padres) entendían el asunto de la
migración. Te puedo decir que mis abuelos vieron a sus padres hasta 40
años después de haberse ido a la Argentina (estuvieron un par
de semanas en Italia y no volvieron jamás).
Pero yo digo que el cordón se estira pero no se corta. Siempre hay cosas
que tienen que ver con el acercamiento a la familia, o al entorno, o a la cultura
que no las pierdes nunca, como el acento, la comida y la manera de ser.
Yo tengo 18 años en México, y por mi trabajo conozco más
de México que el 99% de los nacidos aquí, desde los sitios más
fastuosos hasta las fondas más modestas.
Hoy yo soy mexicano porque decidí ser mexicano, no por una cuestión
meramente biológica.
J.A.F.: ¿Por qué te nacionalizaste mexicano?
R.G.: México es un país muy cálido,
en donde siempre eres bien recibido. Aunque por la propia idiosincracia siempre
eres extranjero, nunca eres extraño. Además de que México
está lleno de oportunidades.
No es una nación tan complicada como Argentina en donde estás
entrenado para sobrevivir en las peores condiciones, porque siempre todo es
cuesta arriba y siempre hay que hacer un esfuerzo extra humano. Cuando vienes
de ese entrenamiento y vives aquí en donde las cosas son más horizontales,
todo te resulta más fácil. Por eso hay tanta gente aquí
del exterior.
J.A.F.: ¿Hay más estabilidad en
México?
R.G.: Los mexicanos se quejan de muchas cosas,
pero yo siento que los problemas son más light, más manejables,
es otra cosa.
J.A.F.: ¿Por qué llegaste a México?
R.G.: Un amigo argentino vino a trabajar a una
constructora a Puebla. Un día me llamó, me comentó que
la compañía buscaba un arquitecto para la construcción
de una planta industrial. No tardé 5 segundos y le respondí, sin
más preguntas, que aceptaba.
Yo sabía de Puebla porque el Papa Juan Pablo II la había visitado.
Tomé un avión y entré a la constructora. Conocí
México y me gustó.
J.A.F.: ¿Y en qué momento te conviertes
en publicista?
R.G.: En 1984 la constructora se fue a la quiebra.
Yo le pedí a un amigo que hacía maquetas que me prestara la mitad
de su despacho. En 25 metros cuadrados teníamos la recepción,
mi amigo con sus maquetas, una pediatra y yo (como arquitecto). Y ahí
arrancamos.
Un día llegó un señor Saiffe a Puebla y nos contactó
a través de amigos comunes. Era 1984. En ese tiempo no había agencias
de publicidad en Puebla. Adolfo Saiffe tenía su agencia en Guadalajara
y nos propuso que fuéramos una especie de filial. Me dijo que yo tenía
el carisma y la presencia que se necesitaba, que yo era vendedor y que lo haría
bien. Saiffe tenía la cuenta de Conasupo, una cuenta muy grande, y requería
que alguien le manejara las cosas en Puebla. A las 24 horas de conocerlo me
dijo que tenía que hacer una presentación de la campaña
publicitaria.
J.A.F.: ¿Le dijiste que aceptabas su propuesta?
G.T.: Yo sólo pensé que algo podría
hacer con lo que Saiffe me decía. Me dio una carpeta y un demo reel con
los anuncios, y me explicó algunas cosas. Yo estudié lo que recibí
y al día siguiente fui a un anfiteatro en donde estaban 300 personas
esperando mi presentación. Yo, que tenía 24 horas de publicista,
era el expositor.
J.A.F.: ¿Fuiste sincero?
R.G.: Yo fui leyendo la carpeta que me dio Saiffe.
Recuerdo que no sólo sudé la camisa sino todo el saco, hasta los
bolsillos. Pero cuando salí de la presentación me dije: esto es
lo mío, es lo máximo. Sentí una efervescencia dentro de
mí... pasión. Fue fantástico.
De inmediato me metí a estudiar Mercadotecnia a la Universidad de las
Américas. Dejé la arquitectura y me volví publicista. A
Adolfo Saiffe le aprendí mucho de lo poco que hago. La cuenta de Conasupo
para mí fue una maravilla. Nosotros éramos los responsables de
la campaña de Conasupo en Puebla, Guerrero, Oaxaca, Tabasco... y había
que ir a las tiendas grandes y también a las más pequeñas
que se ubicaban en las más lejanas poblaciones. Ayudábamos hasta
a los más modestos tenderos a colgar cartulinas. Conocí en principio
toda la zona sur de México y después todo el país, pueblo
por pueblo. Aprendí la publicidad a chingadazos, tomé un curso
práctico intensivo que me duró tres años. Hice programas
de televisión y radio, campañas para radio y prensa (en español,
papanteco, mixe...), y encontré maneras para ayudar a la promoción
de bodegas y tiendas. En ese tiempo Conasupo tenía 18,000 puntos de venta,
era más grande que Aurrerá. Aprendí, también, que
México es diverso y que todos tienen un motivo y una razón de
ser.
J.A.F.: Conociste la miseria, ¿qué piensas de Marcos?
R.G.: Los motivos sí son, no sé si las formas y las personas,
pero lo motivos están a la vista.
J.A.F.: ¿Cuándo termina lo de Conasupo?
R.G.: Concluye en 87 y yo decido, junto con Adolfo Saiffe, mudar la agencia
a la ciudad de México.
J.A.F.: ¿Vuelves a empezar en México?
R.G.: El cambio de Puebla a México era un paso monstruoso. Adolfo Saiffe
siguió con su agencia en Guadalajara y la agencia de México era
Saiffe Comunicación Corporativa. A mí nadie me conocía
en la ciudad, "sólo mi esposa Rosario". Intentamos algunas
sociedades que no funcionaron, y lo que hacíamos era operar con base
en el know how de Saiffe Guadalajara.
En 1989 entramos a concursar para manejar la promoción nacional de la
Secretaría de Turismo. Participamos 5 agencias. Las otras 4 presentaron
mal sus papeles y nosotros ganamos por de fault. Toda nuestra documentación
estaba perfecta, cumplimos todos los requisitos. Nos reunimos con el director
de promoción de Turismo que nos dijo que antes de nosotros la publicidad
de la Secretaría la manejaba Noble y Asociados que tenía una estructura
muy grande para darle servicio: 3 directores de cuenta, 3 directores creativos,
2 copies, 2 asistentes, 3 directores de arte... En total sumaban unos 20 y nosotros
sólo éramos 5 en toda nuestra agencia. Los originales los hacíamos
en Puebla.
Nosotros tomamos la cuenta de Conasupo en septiembre del 89, y a diciembre del
89 habíamos hecho 35 campañas y teníamos 4 premios internacionales.
Hicimos química con la publicidad turística. Fue algo mágico.
Nos dimos cuenta que no teníamos dinero ni estructura ni historia, por
lo que debíamos encontrar un punto que nos diferenciara de las demás
agencias y en el que fuéramos mejor que los otros, y ese punto era ser
especialistas en turismo. Que debo aclarar que nos encontramos con el turismo,
no fue un objetivo planeado, pero ya lo teníamos ahí.
J.A.F.: ¿Se volvieron una agencia de nicho
de mercado?
R.G.: Así es. De 89 a 99 nos dedicamos
de lleno al turismo. Hicimos de todo. Hemos manejado campañas en Estados
Unidos, América Latina, Canadá, Japón y en 25 países
de Europa en forma simultánea, y también, por supuesto, producimos
campañas locales. Creamos ya una compañía filial de relaciones
públicas y otra de telemarketing.
J.A.F.: ¿Siguieron ganando campañas
por licitación pública?
G.T.: A partir de 1992, cuando nosotros nos presentábamos
a un concurso todas las demás agencias huían. Teníamos
ya tres años conociendo el nicho muy bien y nuestro know how pesaba muchísimo.
Nuestro enfoque de un problema turístico era siempre diferente y con
fundamento.
Buena parte de nuestras campañas no las han visto en México porque
han sido diseñadas para ser proyectadas fuera.
J.A.F.: ¿Ya en 1992 era totalmente consciente
su especialización dentro de la publicidad turística?
R.G.: Para esa fecha era totalmente consciente.
J.A.F.: ¿Alguna otra agencia también
se ha especializado en el turismo?
R.G.: Nadie más.
J.A.F.: ¿Qué campañas están
manejando en este año 2001?
R.G.: Tenemos Turismo Costa Alegre, Manzanillo
y Cancún, y con nuestras oficinas en Europa estamos manejando las relaciones
públicas (del sector turismo) en el viejo continente.
J.A.F.: ¿Siguen entrando a concursos?
R.G.: Por supuesto. Ahora en abril se abren dos
o tres concursos importantes y nosotros estaremos ahí.
J.A.F.: ¿Cómo cambian de Saiffe
a Gaudelli Publicidad?
R.G.: A Adolfo Saiffe lo quiero mucho, es como
mi hermano mayor. Pero hubo un momento en el que tuvimos una visión diferente
del negocio y nos separamos.
J.A.F.: ¿Por qué ponerle a la agencia
el nombre de Gaudelli?
R.G.: Eso fue una idea de Marcela Carbonell,
mi socia. Decía que yo era conocido en el medio y eso ayudaría.
Acepté su idea y así se hizo. Sin embargo yo soy de los que creo
que las empresas deben aniquilar a los dueños para que en verdad funcionen
como empresas. Yo digo aquí que el señor Gaudelli debía
ser un retrato color sepia colocado en la puerta, y que todos los que pasaran
por ahí vieran una placa que dijera: el señor Gaudelli tiene diez
años de muerto, fue un precursor de la publicidad y, como decía
Borges, lo mejor que le ofrecimos fueron cien pies de la mejor tierra americana.
Yo no creo en la cuestión del ego.
Hoy nadie busca al señor Mac Cann Erickson, la gente busca la marca porque
se presume que detrás de las marcas hay todo un equipo que sabe responder.
Por todo esto hicimos los siguientes cambios en el nombre: antes se llamaba
Roberto Gaudelli Publicidad, y la gente preguntaba: ¿dónde anda
Roberto? Eso me enfermaba. Le quitamos el Roberto y le agregamos el MCW, que
es nuestra red internacional de agencias publicitarias, y entonces hoy somos
Gaudelli MCW, nombre que ya suena a corporativo, ya no es un señor.
J.A.F.: Me has contado tu historia de acuerdo
a tus cirscunstancias. ¿Cómo publicista qué etapas has
tenido?
R.G.: A mí me parece que al principio
(los primeros cuatro o cinco años) éramos sumamente arriesgados,
porque había que correr con desesperación para comer todos los
días. Fue la manera de hacer crecer ese pequeñito negocio.
Viajé por todo el mundo para formar nuestra red nacional de agencias,
cosa que, visto a la distancia, fue una locura. ¿A quién se le
ocurría armar una red nacional de agencias? Pero lo hicimos, y siete
de cada diez pesos que entraban a la agencia era de publicidad que se hacía
para el exterior. Tuvimos campañas en más de 30 países.
J.A.F.: ¿Con qué agencias se aliaron?
R.G.: Buscamos agencias de nuestro tamaño
o más chicas que tuvieran un perfil similar.
Viajé de Hungria a Argentina en forma de abanico.
J.A.F.: ¿Cuál ha sido su política
en la agencia? ¿Reinvertir?
R.G.: Nunca sacamos un centavo de utilidad de
esta empresa. Uno de los problemas de México es que tiene empresas pobres
y empresarios ricos. Nosotros funcionamos más parejos. Te puedo decir
que cuando éramos 15 en la agencia ganábamos más que hoy
que somos 70, sin duda.
J.A.F.: ¿La segunda etapa?
G.T: Empezamos a buscar cómo colgarle
más esferas al árbol. Hicimos una investigación internacional
de oportunidades. Entonces entramos a los negocios no estrictamente publicitarios:
relaciones públicas, mercadeo directo, telemercadeo, vendimos planes
estratégicos para que la gente supiera cómo sacarle jugo al asistir
a una exposición internacional, enseñamos cómo se hacen
cabildeos cuando se abren las puertas de un nuevo hotel...
Buscamos mecanismos para equilibrar nuestras finanzas, porque las comisiones
de agencia se han deteriorado y son magras o muy apretadas. Una agencia necesita
mantener ingresos para a su vez poder mantener el sueldo de gente con fuerza,
experiencia, profesionalismo y conocimientos.
Esa fue la segunda etapa: de 95 a 99 pensamos en global y abrimos otros servicios
de la agencia.
J.A.F.: ¿La tercera etapa?
R.G.: En 1999 nos dijimos: el turismo está
bien, es divertido y nos ha permitido crecer, pero queremos dar un paso a otro
mercado, el del anunciante no turístico. Primero teníamos que
capacitarnos mejor y pensamos de nueva cuenta lo mismo que en 1989: no podemos
presentarnos como una agencia más, porque eso sólo lleva a la
quiebra, entonces nos dimos cuenta que nuestro perfil es creativo y que nuestro
ofrecimiento al mercado es poner sobre la mesa nuestro pensamiento estratégico
junto con una creatividad que no tiene miedo y que es diferente. Primero estuvo
Pepe Becquer como creativo (que decidió irse a Betancourt), y ahora tenemos
a Miguel Angel Molffino. Además hice un scouting internacional buscando
creativos y contratamos a 5 uruguayos que traen una pólvora y un entusiasmo
fresco con tremendas ganas de hacer cosas.
Yo pienso que si el mundo es global hay que olvidar el asunto de las fronteras.
J.A.F.: ¿Y los publicistas mexicanos?
R.G.: Aquí en México hay un aburguesamiento
de la publicidad, porque en términos generales en la publicidad a todo
mundo le va razonablemente bien.
Más de lo que dijo Roberto Gaudelli
- Aquí en México hay un aburguesamiento de
la publicidad, porque en términos generales a los publicistas de aquí
les va razonablemente bien. Por eso a muchos les cuesta hacer cosas distintas,
porque no piensan poner en riesgo su escritorio, su posición y su contrato
que tiene prestaciones, sueldo y posición. Apoyar una idea creativa diferente
puede costarles la chamba. No hay riesgos y la agencia se mete en ese riJ.A.F.o
de vivir sin riesgos.
- Nosotros en Gaudelli hicimos la campaña publicitaria más corta
de la historia. Realizamos una campaña de espectaculares para Mexicana
de Aviación que tuvimos que quitar a los tres días. En ese tiempo
el encargado de la publicidad en Méxicana era un chavo joven que apoyaba
ideas creativas distintas. Pero cuando la vieron por las calles se aterrorizaron.
La campaña era de viajes todo pagado. En uno de los espectaculares aparecía
una señora rubia dándole un beso en la boca a un joven moreno,
y una frase que decía: domine otra lengua en un fin de semana. En otro
espectacular se veía una señora en bikini tomado el sol con unas
pompas espectaculares, y una frase que decía: ella boca abajo, tú
boca abierta.
- Esa campaña de Mexicana no era la gran cosa comparada con otras producidas
en Inglaterra o Brasil, pero tuvo que quedar fuera. Experiencias como ésta
decepcionan a los publicistas y muchos dejan las buenas ideas fuera de manera
anticipada.
- En Gaudelli pensamos que la responsabilidad del cliente es aprobar o no una
campaña, y la responsabilidad de la agencia es llevar hasta su escritorio
la campaña más fresca y novedosa. Si de las cien ideas que lleve
entran cuatro o cinco, eso es otra cosa.
- Yo estoy convencido de que la creatividad per se es una pendejada. Tienes
que saber dónde estás como marca, dónde quieres llegar
como marca, y los escalones que debes subir para hacer ese proceso. La creatividad
es el conducto para que ese proceso se cumpla. Si no tienes idea a dónde
vas, simplemente no llegas nunca. Yo no creo en el creativismo. Para hacer creatividad
hay que tener un plan muy bien definido.
- Pienso que la creatividad es una actitud. No se trata de trabajar sólo
para la gran campaña. Un buen creativo hace con todo su empeño
igual el anuncio más chico, de un octavo de plana, que una campaña
masiva. Recuerdo que mi amigo Horacio Diez, que fue presidente de Ogilvy en
Buenos Aires, ganó siete Clíos por un anuncio de un cuarto de
plana en el periódico Clarín. Difícilmente la publicidad
mexicana va a ser más creativa de la noche a la mañana, y no veo
cómo hacer un cambio estructural, eso me suena a demagogia. Creo que
esto sólo puede cambiarse como el asunto de las mordidas: yo no me corrompo
y no doy mordidas por principio, no sé que hagan los demás. Así
creo que tiene que pasar con la publicidad. Nosotros en Gaudelli ponemos todo
nuestro empeño creativo igual en un pequeño anuncio que en la
gran campaña. Cuando seamos muchos se verá una tendencia de la
publicidad mexicana distinta.
- El negocio de la publicidad es de cajas registradoras. Una buena campaña
publicitaria tiene que hacer sonar la caja registradora, ese es el objetivo.
- A nosotros no nos funcionaron las reglas de la AMAP y por eso dejamos de pertenecer
a esa asociación. Tomamos la decisión correcta.
Respuestas exclusivas en canal100.com.mx de Gaudelli
- Los publicistas brasileños siempre están inventando cosas nuevas,
nuevos enfoques. Su idiosincracia es muy sensual y su publicidad está
llena de sensaciones y sentimientos, no necesariamente hablo de erotismo.
- Los publicistas argentinos son muy sarcásticos en
su día a día, y eso se refleja en su creatividad. Pescan muchas
ideas de lo que sucede en la calle o en el país. Como lo que ahora han
hecho en México los de Dormimundo con el cambio de horario, o los de
Viana con el Subcomandante Marcos (que a mí me gustó).
- En Estados Unidos hay mucho dinero en las agencias que
todo el tiempo está buscando talento con nuevas ideas y nuevas cosas.
Son más abiertos.
- Los publicistas ingleses son muy finos, tienen mucha investigación.
- La competencia es muy dura en los países europeos,
en Estados Unidos, Brasil y Argentina, y si dejas un huequito libre lo aprovecha
la otra compañía para ganar medio punto de participación
en el mercado. Los anunciantes saben que no se pueden descuidar nunca, porque
el más chiquito le puede dar un dolor de cabeza a cualquier marca. En
México no sucede así, aquí es muy difícil que la
tendencia de crecimiento de mercado de las marcas se mueva o se caiga. Por eso
en México se puede correr el riesgo de hacer publicidad medio pendeja
y al anunciante no le pasa nada.
- Hay muchas empresas líderes de México que
hacen una mala publicidad, de mierda, y siguen siendo líderes. Eso no
pasa en otros países del mundo. El líder no se puede dar el lujo
de hacer una publicidad de mierda. Pero yo te pregunto: ¿cómo
convencer a un señor de hacer otro tipo de publicidad si sus ventas crecen
cada año 20%, y su rentabilidad crece cada doce meses un 52%?
Si a esa persona le dices que está mal su publicidad, de inmediato te
pide que veas sus números financieros y te dice que no hay manera de
que gane más dinero cada año. ¿Para qué le mueven?
- En Gaudelli estamos convencidos de que los equipos deben
equilibrarse con la audacia y la fuerza de los jóvenes, y la experiencia
que también es fuerza de los mayores de cuarenta y cincuenta años.
- Para nosotros (como Gaudelli Publicidad) nos conviene estar
fuera de la AMAP. La regla de la AMAP obliga a las agencias asociadas a cobrar
a los anunciantes cuando concursan por una cuenta. Las agencias perdedoras cobran
15,000 dlls. al anunciante. A las agencias de la AMAP, que son las más
grandes, les conviene porque les respaldan sus cartas credenciales y porque
su infraestructura es enorme y saben que muchas cuentas se las llevan sólo
por su fama y por el tamaño de la misma agencia. Nosotros (en Gaudelli)
vamos por otro lado. A nosotros nos funciona muy bien concursar mostrando proyectos
y convencer a los clientes de que nuestra propuesta es la mejor, y no le cobramos
al anunciante nada por presentar nuestro proyecto, aunque perdamos el concurso.
Debo decirte que este esquema de proteger a un grupo de agencias muy grandes
y joder a todos los demás no pasa en ninguna parte del mundo más
que en México.
Yo no estoy de acuerdo. Nosotros salimos a buscar oportunidades, por eso no
estamos en la AMAP. Pudimos tomar una actitud de brincarnos el acuerdo y hacer
arreglos por debajo del agua, pero decidimos que debemos decir lo que pensamos
y por eso renunciamos a la AMAP.
- Hoy tenemos nuevas cuentas como Cablevisión, una
parte de Marriot para toda América Latina, buena parte de Telmex... Estamos
muy contentos de no quedarnos con los brazos atados. En la AMAP estábamos
condenados a perder antes de competir. Si nos van a madrear que lo hagan en
el terreno de juego, pero no en el vestidor antes de salir al partido.
- El gremio debe proteger a, pero no limitar.
- También hay casos de anunciantes que convocan a
un concurso a 12 agencias sólo para medir la temperatura. Eso no se vale.
- Cinco ingredientes para hacer publicidad (que no son un
receta inflexible, sólo son cinco ideas que me parecen importantes):
1.- Tomar riesgos.
2.- Ser consistente. Hay que estar igual en las filmaciones que en la aburridísima
reunión de todos los lunes.
3.- Tener una convicción, un concepto de empresa, de agencia. Tener claro
a dónde quieres llevar a la agencia y no sólo estarla pendejeando
a ver si pega o no.
4.- La agencia requiere gente con talento, no hay forma de sustituirlo. No es
sólo que sea tu vecino o tu compadre o el viejo amigo que te cae bien.
Esto es de profesionales.
5.- Es muy importante motivar al talento. Defender sus propuestas, respaldarlas,
aunque en la junta con el anunciante te rompan la cara.
- En México estamos acartonados en la publicidad.
En otras partes del mundo puedes colocar anuncios en la televisión de
cualquier duración. En otros países puedes comprar 7, 13, 23 ó
28 segundos. En el mundo la publicidad se cobra por segundo. En México
los tiempos de los comerciales son obligatorios (20, 30 40 ó 60 segundos).
Igual sucede en la prensa. No te dejan contratar la publicidad como quieras,
los espacios son exactos.
- El mexicano en la calle es mucho más divertido que
en la publicidad, no hay punto de comparación.
- Los festivales me parecen importantes, te ayudan
y dan nuevas ideas. Sabes lo que está pasando con la publicidad en el
país y en el mundo. Ganar un premio es motivador y halaga, pero no hay
que trabajar para ganar premios, debe de ser una consecuencia a un buen trabajo.
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