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César Costa
Siempre he buscado hacer una televisión que tenga buen contenido para el público.
Publicada en la Revista no. 87 el 13 de febrero 2006
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Por José Antonio Fernández F.

César Costa vivió los años sesenta en la cumbre de la fama. Tenía un club de admiradoras en América Latina en el que estaban inscritas más de 600,000 fans. Viajó sin descanso por decenas de países. Era la gran figura. Todavía consiguió permanecer en los primeros lugares de ventas de discos en la primera parte de los setentas. Su muy grata personalidad le ha dado mucho a lo largo de toda su trayectoria. Proyecta vida. Cuando sus tiempos de cantante fueron quedando atrás, César Costa se lanzó con toda su fuerza a la televisión y logró estar más de 20 años al aire en diferentes programas de Televisa, siempre jugando un papel protagónico. Impulsó y fue protagonista de series como La Carabina de Ambrosio y Papá Soltero, programas que alcanzaron muy altos niveles de rating durante años. César Costa es un hombre activo que siempre mantiene el ánimo en alto. Desde el año 2000 esperaba que Televisa le diera el sí para arrancar con nuevos proyectos, uno de ellos era hacer la segunda etapa de Papá Soltero. Pero la respuesta no llegó, por lo que tomó la decisión de aceptar la invitación del Director de Canal 11, Julio Di Bella, para ser el productor general y conductor del programa matutino que lleva por nombre: Ensalada César.

José Antonio Fernández: ¿Estudiaste para ser cantante?
César Costa:
Mi madre es de ascendencia europea. Los europeos tienen la sabia costumbre de hacer que sus hijos siempre estudien algún instrumento musical, que se vuelve una especie de pasaporte de sobrevivencia y, al mismo tiempo, la música sensibiliza al ser humano y ellos saben que eso le sirve a cualquier persona a lo largo de toda su vida. Yo estudié piano y luego violín cuatro años y medio. En mi casa siempre escuché música de cámara. Tuve una buena preparación musical. Formé parte del Cuarteto del Colegio Alemán y antes del coro de Tantepina, de la maestra Josefina Álvarez, que me corrió (lo que nunca le pedonaré, aunque la quiero mucho y la sigo invitando a mis programas). La verdad es que yo era muy latoso.

José Antonio Fernández: ¿Y cuándo te lanzas a cantar?
César Costa:
En prepa nos cambiamos a vivir de la Condesa a la Colonia Nápoles. Un día un amigo me invitó a una tocada. Me dijo que tocaba el tinacordio, que era un palo de escoba con una cuerda y una tina con la que simulaba el sonido de un bajo. Fui a ver. En ese concierto se presentaron Los Rebeldes del Rock con Johnny Laboriel y Sammy. Eran el negro, negro, y el guero, guero. Yo me senté en primera fila. Después de los Locos del Ritmo, mi amigo el bajista, Carlos González, tocó junto con su grupo pura música instrumental. Cuando terminaron les pregunté si tenían cantante, y me dijeron que no. Yo les dije que yo cantaba. Me hicieron una audición y me aceptaron. Era el grupo Black Jeans que cambió su nombre por el de Camisas Negras. Empecé con los Camisas Negras cantando y tocando guitarra de acompañamiento. Ensayábamos en el sótano de mi casa, que era muy amplia. Ya con el grupo sonando bien se me ocurrió hacer tardeadas los sábados en mi casa. Hablé con mi padre y nos dio el permiso. Cobrábamos 5 pesos la entrada y ahí hacíamos nuestros conciertos. Tuvimos gran éxito. Creció tanto el movimiento que al poco tiempo ya no cabíamos. Con lo de las tardeadas y la venta de sandwiches y Coca-Colas fuimos comprando equipo en casa Veerkamp. Nos lo fiaron y les pagamos en abonos todos los lunes. Hasta la fecha se los agradezco porque nos lo fiaron a nosotros directamente. Confiaron en nosotros y nunca les fallamos. Les pagamos religiosamente.

José Antonio Fernández: ¿Qué hicieron cuando vieron que tenían tanto éxito?
César Costa:
Fui a hablar con el padre de la Iglesia de San Antonio para pedirle prestado un galerón muy grande en el que daban catecismo. El padre me dijo que sí. Fue la primera iglesia en México precursora del rocanrol. Le dábamos al padre el diezmo, o sea el diez por ciento de las entradas, y ahí le seguimos con las tardeadas de los sábados y nuestros conciertos. Iba muchísima gente. A esas tardeadas iban todos los rocanroleros de la época. Ahí surgió Luis Vivi Hernández y tocaban los Teen Tops, Los Rebeldes del Rock y Los Locos del Ritmo. Y también invitábamos a los rumberos. Llegaron a estar Silvestre y Feyobe. Fueron mis inicios como empresario. Se armó un movimiento que ya no se podía frenar. Juntábamos ahí cada sábado a más de 1,500 personas. Finalmente logramos (el Grupo Camisas Negras) grabar un disco con Musart. Éramos un buen grupo. Incluimos canciones como El Tigre, La Bamba y Zapatos de ante azul. Nuestro disco fue un gran éxito. Éramos versátiles, no sólo tocábamos rocanrol.

José Antonio Fernández: ¿Qué edad tenías?
César Costa:
Como quince años. José Antonio Fernández: ¿Cómo le hicieron para contactarse con las disqueras? César Costa: Al ver los llenos en los conciertos, empezamos a tocar puertas en todas las disqueras. Curiosamente en Peerles, una disquera de alemanes conservadores, nos dieron la oportunidad. Ahí grabamos La Cucaracha, con un arreglo de rock muy bueno, y la Batalla de Jericó. También le hicimos unas pistas a Emily Kranz, cantante norteamericana que es muy buena amiga mía. Hasta ahí llegamos con Peerles. Seguimos tocando puertas y nos las abrieron en la disquera Musart. Nos escucharon y decidieron grabarnos un LP. La canción de El Tigre fue un trancazo. Pero mis compañeros de grupo estaban disgustados. No aceptaban verse obligados a grabar canciones en español. Yo sí quería grabar en español porque estábamos en México, pero no los convencí. Coincidencialmente hice una audición como solista en discos Orfeón. Me acompañó El Tibio, que era tecladista de Los Locos del Ritmo. Le decíamos El Tibio porque su mamá era de Río Frío y su papá de Aguascalientes.

José Antonio Fernández: ¿Cómo te fue en discos Orfeón?
César Costa:
Les gustó mi audición. De inmediato me pidieron que escuchara unos discos de canciones en inglés y que les hiciera la letra en español. A los tres días estaba con Gustavo Pimentel, el arreglista, y a la semana ya estaba grabando como solista. Por supuesto, yo me había despedido del grupo Camisas Negras antes. Les avisé que tendría una posibilidad para convertirme en solista.

José Antonio Fernández: ¿Cómo te fue en tu primera grabación como solista?
César Costa:
Para mí fue un shock llegar al estudio y ver a 18 músicos listos para grabar junto con el coro de Bellas Artes. Ahí estaba Plácido Domingo. Tuve la fortuna de grabar mis dos primeros discos teniendo a Plácido Domingo en el coro. Él era el arreglista coral de Bellas Artes. En ese tiempo todavía no había industria.

José Antonio Fernández: ¿A qué te refieres al decir que no había industria?
César Costa:
En ese tiempo no había cantantes jóvenes. En los estudios no sabían grabar música electrónica. Nos ponían un micrófono en el centro y acercaban al que suponían debía escucharse más. Así lo hacían. Era una locura. No existía una industria del disco como la de ahora. De hecho, no podías vivir de la venta de discos. José Antonio Fernández: ¿Tú fuiste el primer rocanrolero solista? César Costa: No, como solista fue Manolo Muñoz. Como grupo, los primeros que grabamos rocanrol en México fuimos los Camisas Negras y Los Locos del Ritmo.

José Antonio Fernández: ¿Cuál fue tu primer éxito?
César Costa:
Las canciones Mi pueblo y Amor loco, Fueron un bombazo bárbaro.

José Antonio Fernández: ¿En qué momento te convenciste de que podías ser un cantante que buscara ser escuchado por millones de personas?
César Costa:
Los conciertos en mi casa y en el galerón de la Iglesia fueron increíbles. Ahí fue. Yo me mandé a hacer ropa especial. Todo lo que hacíamos era nuevo para la gente que iba a escucharnos: las letras, el sonido electrónico, la manera de contar, el que sólo fuéramos unos cuantos en el grupo, la fuerza de la música, todo. Yo me sentía Elvis Presley. Me mandé a hacer ropa. A las chavas les encantaba. A todo les llamábamos la atención. A esa edad yo percibí una sensación de poder de comunicación que fue algo único. Único. Yo busqué a morir hacer de esos conciertos algo mucho más grande.

José Antonio Fernández: ¿Qué sucedió después del lanzamiento del disco en el que se incluyeron los éxitos Amor Loco y Mi Pueblo? César Costa: Mi carrera se volvió vertiginosa. De inmediato grabamos 2 discos de larga duración (LP). En ese momento fue muy importante para mí Rogerio Azcárraga, actual Presidente de Radio Fórmula y uno de los hombres que más sabe de la industria del disco en México. Hicimos un Club de admiradoras de César Costa. Cada fan tenía su credencial. Llegué a tener 600,000 admiradoras en toda América Latina. Por 20 pesos les mandaba la inscripción, tres fotos mías y durante un año les enviábamos información de canciones y conciertos por correo. Recibían también descuentos en la compra de mis discos.

José Antonio Fernández: ¿A qué edad te haces tan famoso?
César Costa:
El personaje César Costa surge justamente cuando entro a estudiar a la Facultad de Leyes, en la UNAM. Ahí empezaba yo a ser famoso.

José Antonio Fernández: ¿Y sí logras estudiar, con todo y la fama?
César Costa:
Yo traía una estupenda disciplina de estudio del Colegio Alemán. Como vieron mis compañeros de la UNAM que sí estudiaba, que sí me dedicaba, aunque, por supuesto, tenía más faltas, no tuve mayor problema para hacer la carrera completa. La mayoría de los exámenes los tenía que pasar a extraordinarios y uno o dos a título, por problemas de asistencias. Yo llegaba a la UNAM en un Jaguar XKE que sólo tenían el Presidente López Mateos y Bernardo Quintana, dueño y Presidente de la constructora ICA. Y yo iba en mi Jaguar diario. Te puedo decir que nunca le rayaron el toldo, jamás lo lastimaron. Veían que yo me rompía el alma para estudiar igual que todos los demás.

José Antonio Fernández: ¿Qué pasa por la cabeza de un joven de 20 años que de pronto tiene 600,000 admiradoras? En muchas ocasiones, un hombre que tiene una admiradora pierde el piso.
César Costa:
A mí me mantuvieron pisando tierra, la forma de vivir en la casa de mis padres y el asistir a la Facultad de Leyes de la UNAM a estudiar y terminar la carrera. No me dio tiempo de que el humo se me subiera a la cabeza. No creo haber perdido el piso. Mis amigos de la época son mis amigos de hoy. Mantengo amistades del Colegio Alemán y de la Facultad de Leyes. Yo no utilicé la fama para el desfogue. La verdad, no. Para mí la prioridad eran mi carrera artística y mi carrera de leyes. Yo hubiera pagado porque me dejaran cantar.

José Antonio Fernández: ¿Cuánto tiempo te dura el boom fuerte como cantante?
César Costa:
Te diría que todos los sesentas hasta por ahí de 1975. Tengo 36 discos grabados. Hice cine que estrenábamos durante mis giras en latinoamérica. Yo era el único que hacía eso (el estrenar mis películas en el momento justo en el que llegaba de gira a un país para dar conciertos). También me presenté en ciudades de Estados Unidos, como Chicago.

José Antonio Fernández: ¿Cuántas películas filmaste?
César Costa:
Hice 14.

José Antonio Fernández: ¿Tú fuiste tu propio manager?
César Costa:
Desde siempre y hasta ahora lo sigo siendo. Intenté contratar gente, pero no me sirvieron porque yo sabía mucho más que ellos. Es que yo hice una trayectoria completa, desde las tardeadas de los sábados en mi casa hasta viajar a Colombia, Venezuela, Bolivia Chile, Ecuador, Argentina, Estados Unidos, todo México... Cuando por primera vez di un concierto en Venezuela, yo llegué solo al aeropuerto de Caracas con mi maletín. Traía las partituras para que músicos venezolanos me acompañaran en mis conciertos. Había negociado el 50 por ciento por adelantado. Los músicos que me acompañaban en mis conciertos fuera de México, eran los de cada lugar y ahí ensayaban conmigo y yo les pedía lo que yo quería. En ese tiempo no existía el playback.

José Antonio Fernández: ¿Hoy las figuras máximas de la canción en México son Luis Miguel y Alejandro Fernández? En ese tiempo eras tú y Enrique Guzmán.
César Costa:
Así es. En ese tiempo yo llegué a realizar caravanas de mes y medio en las que daba 3 funciones diarias en tres diferentes ciudades cada día. Eran jornadas matadoras pero maravillosas. Conocí hasta el último rincón de la República Mexicana, lo que para mí fue extraordinario. Viví un mundo mágico. Tener la sensación de ser el representante de todo un movimiento musical juvenil, no tiene comparación. José Antonio Fernández: Muchos jóvenes se vestían con tu famoso suéter de líneas de colores. César Costa: Ese suéter me lo puse la primera vez que salí en televisión. Me lo dio mi amigo Martín de la Concha. Me pidieron que me pusiera un smoking o un traje para salir al aire. Martín me dijo que tenía un suéter padrísimo que le había traído un tío de Suiza. Era un suéter para esquiar en nieve. Me lo puse para salir ese día en televisión y fue la locura. Luego de ese día, todos los clubes de latinoamérica me mandaban suéteres de regalo que, por supuesto, me los ponía cuando hacía conciertos en esos países.

José Antonio Fernández: ¿Fuiste mujeriego?
César Costa:
Me encantan las mujeres. Tuve muchas novias, pero siempre fui muy discreto. Los valores que yo traía evitaron que le metiera a las drogas y al aloholismo. Nunca me metí nada de eso. Vi cómo se metían arponazos y demás, pero yo no. Tuve un maestro al cual quiero y le debo mucho, que es el criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón. Era un tipo genial. Cuando cursé la materia con él, me pidió que en vez de hacerle el clásico examen para pasar el año le hiciera un estudio de fármaco dependencia, básicamente de drogas como marihuana, cocaína y otras drogas fuertes. Luego de lo que me enteré al hacer la investigación para ese trabajo, cuando llegaba alguien a ofrecerme un pase y me decía que no iba a sucederme nada, yo sabía que el que me lo ofrecía no tenía ni la menor idea de lo que estaba diciendo. Les daba las gracias.

José Antonio Fernández: ¿En dónde cantabas?
César Costa:
En centros nocturnos, en arenas de box y lucha, en estadios, en plazas de toros y en donde caía.

José Antonio Fernández: ¿En qué lugar cantaste ante más gente?
César Costa:
En Caracas, en un estadio para 35,000 personas. Fue la primera vez que salí de México. Me aventaban pulseras, calzones y brassieres. Yo no sabía que hacer. Por supuesto, recogí todo lo que me aventaron.

José Antonio Fernández: Llevas más de 40 años en la fama y en el espectáculo, pero no hay un sólo escándalo en tu vida. ¿Cómo conservas la línea de mantenerte al margen de toda esa vorágine que hoy está tan de moda para que los artistas se hagan publicidad?
César Costa:
Para mi la familia es algo muy valioso. Cuando yo me casé le tenía pánico a un escándalo porque sabía que eso iba a afectar a mi esposa. Yo tenía 27 años. Nunca he creído en el escándalo como medio de mantenerte y de crear interés. Pienso que lo único que puedes ganar con el escándalo es rating, pero yo no voy por ahí.

José Antonio Fernández: ¿Alguna vez te propusieron inventar un escándalo?
César Costa:
Infinidad de veces. Me decían que hiciéramos escándalos antes de que salieran mis discos al mercado o antes de llegar al concierto, pero siempre mantuve mi posición y no me presté a este tipo de cosas. Yo tengo 36 años de casado y no verás ni a mi esposa ni a mis hijas en las portadas de las revistas.

José Antonio Fernández: ¿Conociste a tu esposa en algún concierto?
César Costa:
No, Gilda era amiga de mi hermana. Pasaba mucho tiempo en mi casa y ahí se fueron dando las cosas luego de que ella regresó de un viaje de Europa.

José Antonio Fernández: Eres un hombre con grandes éxitos, pero cuéntame qué sucedió contigo cuando ya en los setentas el éxito como cantante enmpieza a bajar. ¿Cómo te das cuentas que el boom ya no es el de antes y qué haces cuando eso sucede?
César Costa:
Te das cuenta porque las ventas de discos se caen y porque ya no te quieren pagar lo mismo. Yo te puedo decir que cinco veces he tenido que reinciar mi carrera de cero. Una de estas veces fue una ocasión que regresé de España en donde había grabado un disco. Me eché ocho meses sin un sólo contrato. Te hablo de finales de los setentas. Nunca me había sucedido. En ese momento me dije: esto es la prueba para confirmar si esta es la vocación que yo quiero para mi vida o no.
Lo primero que hice fue pensar qué hacer para seguir viviendo de ser artista. Para entonces yo me había agotado prácticamente todas mis reservas. Fui a ver a un amigo publicista y le pedí que me hicera un folleto. Mandé a hacer miles.
Mi idea era la siguiente: como yo sabía que en México siempre hay una fiesta en algún lugar de la República, en ese folleto ofrecí en paquete El Show de César Costa y mi grupo y otro grupo más para que la gente también bailara. Monté un repertorio muy amplio con mis músicos, y aceptaba ir solo con mi show y mi grupo y también en forma combinada con algún grupo que los de la fiesta contrataran.
Mi idea me dio muy buenos resultados. Me llovió la chamba. Compré un camper en el que dormían mis músicos y yo también cuando era necesario. Así anduve como año y medio por medio México. Las cosas empezaron a componerse cuando arranque con proyectos de televisión. Propuse ideas de programas y estuve al aire en Televisa durante más de 20 años de manera contínua. Yo le propuse...


Más de lo que dijo César Costa
en exclusiva para CANAL100.com.mx

- Yo le propuse a Televisa hacer el programa La Carabina de Ambrosio. Era una idea mía. Tuvimos mucho éxito. Estuvimos 8 años al aire. Ahí presenté en televisión a Beto el Boticario. En La Carabina yo hacía el personaje de El Padre Chispita y Chabelo el de Guillo El Monaguillo. Y a partir de La Carabina de Ambrosio me seguí con la televisión. Después hice El Show de las Estrellas o Un Día en la Vida de..., que también fue una idea mía. Se trataba de convivir un día completo con una celebridad. Después arranqué con la serie Papá Soltero, en la que me metí mucho con los guiones y, como siempre, con la producción. Luego hice Un nuevo día y finalmente Al fin de semana. Aparecí ininterrumpidamente 26 años en esas series de televisión. Ininterrumpidamente.

- Yo aprendo mucho más de los fracasos. Me obligan a analizar.

- En la vida nunca llegas, siempre tienes que seguir activo. No soy de los que se quedan cruzados de brazos.

- Para mí sí fue una decisión importante aceptar la invitación de Canal 11, y es importante por positiva.

- En Europa atesoran lo que es el tiempo y la experiencia. Ves en la televisión a gente madura y mayor conduciendo, actuando y cantando. Aquí en México no es así. Aquí la televisión quiere meter lo que creen que jala o vende.

- Contrario a lo que sucede con los médicos y los abogados que a medida que pasa el tiempo tienen mayor credibilidad y mejor espacio de trabajo, en México el artista, al paso del tiempo, pierde espacios.

- Yo llevaba esperando seis años en Televisa para iniciar un nuevo proyecto, pero no recibí respuesta. Una de las series que propuse fue la continuación de Papá Soltero.

- La televisión es un medio de comunicación maravilloso, que se le aproveche depende de lo que pongas en pantalla. En Televisa siempre llevé en forma medida cantantes de ópera y grupos corales. Cuando terminé la serie Al fin de semana, me di cuenta que yo ya no tendría cabida (en Televisa) porque los programas bajaban de nivel. Se volvieron más burdos. Veo mal gusto.

- Para mí es un privilegio la invitación de Canal 11, porque aquí puedo coinciliar mis intereses con los de la televisora. Quiero que la gente vea que César Costa no es sólo el bueno que canta canciones como Mi pueblo. Detrás hay más cosas, tengo interés por hacer buenos contenidos, por eso yo no dudé aceptar la invitación de Julio Di Bella para entrar a Canal 11, es algo que al final de cuentas ya se estaba gestando en mí. Siempre he buscado hacer una televisión con contenido.

- Posicionar el programa Ensalada César es algo que va a llevar su tiempo, pero lo vamos a lograr. Sé que Tere Costa (la productora) y yo vamos por el camino correcto, porque estamos haciendo cimientos fuertes. Ensalada César no es un programa que te vaya a sacudir si lo ves hoy. No vamos por ahí.

- La camiseta del 11 la tengo puesta desde antes de llegar aquí. Es el canal que veo desde antes de aceptar la invitación.

-l Los programas de televisión tienen vida propia, se van creando y desarrollando. Nos falta tiempo para Ensalada César. Tengo que explorar para encontrar mejores formas de hacer las entrevistas. Necesito dar con la forma para que los invitados me digan cosas que no dicen en otros lugares.

- No tengo un contrato firmado con el 11, es un trato verbal. Yo dejé un proyecto en Televisa. Ese proyecto me encanta. En Canal 11 saben de lo que te platico. Veré como se presentan las cosas. Estoy agradecido con el 11 y quiero aprovechar la oportunidad. Si mañana me llaman de Televisa y ninguno de los dos tiene inconveniente, me encantaría quedarme en el 11.

- En México hemos perdido la mística. Nuestra autoestima como mexicanos es muy baja. Nuestra clase política está rayando en los niveles más bajos. Hay cosas positivas, pero la autoestima del mexicano está por los suelos.

- Los medios de comunicación también deben sacar las cosas positivas de nuestro país. No se destacan las cosas positivas, la mayoría de las notas son secuestros, atracos y desastres.

- Yo soy optimista, me gusta buscarle el lado bueno a las cosas.

- El sentido del humor nos hace pasar por la vida de una forma más amable.

- La piratería va a terminar con los ídolos, porque la gente cada vez graba menos (canciones). Pero la piratería surgió porque los discos eran muy caros.

- Raúl Velasco cumplió su cometido en un momento determinado del país. Era un conductor muy sencillo que le cayó muy bien a la gente. Emilio Azcárraga canalizó a través de Siempre en Domingo, el programa de Raúl Velasco, a todos los cantantes que llegaban a México. Siempre en Domingo llegó a todas partes del mundo. Tuvo un gran éxito. El equipo de Raúl Velasco era triple A. Con seis o siete elementos hacían programas en cualquier lugar.

- Sobre los actuales programas de espectáculos, los que dan noticias de los artistas, te puedo decir que yo prefiero construir que destruir. No me interesa hacer dinero destruyendo. Destruir es muy fácil, cualquier lo hace. Para construir se necesita mucho tiempo, talento, conocimiento y dedicación.

- México es un país cien por ciento musical. Lástima que la industria del disco está tan mal. Ya no hay peñas. Faltan salidas para nuevas figuras.

- Yo no tengo un compromiso con la gente y con la televisión. Mi compromiso es conmigo, yo doy siempre lo mejor de mí mismo dentro de las circunstancias en las que esté. Mi compromiso es sentirme productivo y sentir que doy lo mejor de mí mismo. Para mí es mucho.

- Quiero grabar un disco. Es algo que está en mis planes.

- No sé por quién voy a votar, pero sí voy a votar. El panorama es triste porque todos los partidos están fisurados. No son partidos, han sido bolsas de trabajo y agencias de colocación. Mi único partido es México.

 



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