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Por José Antonio Fernández
F.
Fray Manolo es un personaje real
que ha construido una historia extraordinaria, como sacada de una novela.
Fundó el Canal 5 de Panamá.
Aquí narra
cómo lo hizo y cómo es que el 5 es una estación de principios
judeocristianos, pero de ninguna manera religiosa. Cuando se estaba formando
el 5, Fray Manolo sentó a
la mesa a empresarios y hasta a un judío y un musulmán para que
ayudaran a su arranque. Y los convenció a todos.
De oficio sacerdote por vocación, Manolo Santiago Blanquèr i Planells
es también un fraile que ha entendido como pocos el valor que tiene la
televisión en la vida diaria de las personas y las comunidades. Fray Manolo
nació en Valencia. En plena adolescencia se hizo fraile dominico y fue
seleccionado por su carácter (rebelde e indomable, considero yo) y por
su vocación verdadera para viajar a Panamá y trabajar con el pueblo
para evangelizarlo. Trae la Teología de la Liberación en su espíritu,
en la entrevista la explica en forma breve pero muy clara.
Cuando en los setentas Fray Manolo arribó a Panamá en un barco
que cruzó el Atlántico a lo largo de 15 días, los panameños
no sabían quién llegaba a su país. No imaginaban siquiera
que recibían a un fraile que jugaría un papel muy importante en
la vida moderna de esa nación famoso en el mundo por su Canal. En la conversación,
Fray Manolo cuenta su historia con modestia, pero por fin la cuenta. Es un hombre
muy alegre, de lucha.
José Antonio Fernández: Cuéntame
un poco de tu origen.
Fray Manolo: Nací en Valencia, en España, hace muchos, muchos
años,
ya no sé cuántos. Es lo de menos. Tengo ya más de 50 años
siendo fraile dominico y 45 de ser sacerdote.
Mi formación es profunda, a nivel filosófico y teológico
y también lingüístico, de lenguas clásicas. Me ordené sacerdote
en 1963 y viví en España hasta 1971, año en el que viajé a
Panamá. Mis superiores consideraron que era un lugar en el que yo podía
servir, y desde entonces radico en Panamá.
José Antonio Fernández: Decidir ser fraile supongo que no es fácil,
y una vez siendo fraile te embarcas a Panamá siendo muy joven. ¿Qué pasó por
tu cabeza cuando tomas la decisión de irte a vivir a Panamá?
Fray Manolo: Yo todo lo hago con mucha conciencia
y también con mucha
pasión.
Primero, cuando decido hacerme fraile yo era un muchacho de 17 años. Había
terminado mi bachillerato y me atrajo el hecho de poder vivir en comunidad y
de vivir y compartir el evangelio.
Vale la pena vivir la vida, agarrarla en tus manos y vivir con pasión.
Igual fue con Panamá.
Dios quiere que agarremos nuestra vida con nuestras manos, que nos involucremos
con ella.
José Antonio Fernández: Tienes una inclinada vocación por
la cuestión social, por la lucha
social, lo que sabemos no sucede ya en todos los casos con los sacerdotes. ¿Sientes
que vas a contracorriente con la vida moderna, en la que cada vez hay menos sacerdotes
ligados con el activismo social?
Fray Manolo: No, no. Por una razón muy sencilla no siento ir a
contracorriente: yo me hice sacerdote cuando el Concilio Vaticano Segundo. Por
eso para mí no cabe otra opción que optar por el hombre, y hablo
del hombre con todas sus realidades. Y cuando digo esto hablo de esas cuestiones
ante las que hoy todavía la Iglesia no ha sabido responder.
Hay gente que piensa que la Iglesia no está respondiendo a las necesidades
de hoy, como por ejemplo al asunto de los divorciados y vueltos a casar o el
caso de los homosexuales. Claro está que la Iglesia Católica
no ha comprendido cómo Jesús respondería hoy ante estas
realidades que no se pueden ignorar.
Debo decirte algo, tú me hablas de que me inclino por la lucha social.
Yo qué sé si voy por la lucha social.
Yo no tengo ganas de luchar por nadie, pero que a mí no me pare nadie
cuando intento hacer lo que se me manda como fraile, que es la palabra amar.
Es el mandamiento básico para mí, y eso significa que antes que
yo está cualquier otro, lo que quiere decir ponerme
en función para que el otro crezca sin anularme yo. Si yo me anulo no
puedo ayudar a que el otro crezca. Tengo que exigirme a mí mismo al máximo.
Si esto me lleva a gritar por el que no le dejan gritar, entonces gritaré.
Si me lleva a denunciar que están impidiendo que la gente sea, lo denunciaré.
Si esto me lleva a que yo me la
juegue, me la jugaré.
José Antonio Fernández: ¿Qué hiciste al llegar a
Panamá? Te lo pregunto porque venías de Europa, y de un país
que si bien en ese tiempo tenía carencias y dificultades, al fin de cuentas
España había logrado un mayor desarrollo que Panamá desde
cualquier punto de vista.
Fray Manolo: Todavía España vivía
en plena dictadura franquista.
Por principio de cuentas es importante decir que me hice fraile para poner todas
mis capacidades al servicio de los demás, donde haga falta.
Antes de llegar a Panamá yo dirigía el Colegio de Zaragoza.
Mi Superior me llamó para decirme que viajaría a Panamá porque
consideraban que yo era el hombre indicado. Cuando llegué (a Panamá)
dediqué los primeros 3 meses a ser una esponja. Me propuse no abrir la
boca en esos primeros tres meses para empezar a conocer a fondo a la gente de
todas las barriadas con las que yo pudiera establecer contacto en esos primeros
días.
Estuve en la ciudad, en los suburbios y también en el medio rural. Quería
aprender de ellos, saber cómo vivían, qué querían
y qué sucedía con ellos en su vida.
Me mandaron a fundar una parroquia y empecé a trabajar bajo el sistema
de comunidades. Esto significa que yo no me atuve a quedarme en las oficinas
de la parroquia. Salí casa por casa a presentarme y a visitar a los habitantes
de la comunidad para conocer sus inquietudes y sus problemas.
Fue curioso, algunos me decían que eran evangélicos y que los sacerdotes
católicos nunca los visitaban. Les respondía que podían
ser evangélicos, musulmanes o lo que ellos quisieran, que yo sólo
quería conocerlos. Y entonces me preguntaban: pero qué, ¿usted
no es cura? Y yo respondía: sí, sí lo soy. Y volvían
con otra pregunta: pero, ¿cura católico?
Y yo respondía: sí. Y preguntaban: ¿le da igual que seamos
católicos o evangelistas? Y yo respondía: sí, es igual.
Lo que quiero es conocer a todos y ponerme a su servicio.
Al poco tiempo dediqué mi trabajo a una área mucho más grande,
siempre en comunidades de barrio. Colaboraban junto conmigo algunos sacerdotes
norteamericanos. Fueron años muy hermosos y también muy duros.
Y digo duros porque en ese tiempo le tomaron cierta tirria a la ideología
que a nosotros nos movía a actuar, hablo de la Teología de la Liberación.
Nos descalificaban. Decían que éramos comunistas.
José Antonio Fernández: ¿Cómo me puedes resumir de
manera breve lo que es la Teología de la Liberación?
Fray Manolo: No es cosa breve pero intentaré hacer una síntesis.
La Teología de la Liberación tiene la base en la palabra de Dios.
Es Dios quien tiene siempre la iniciativa. Parte de la experiencia del libro
del Éxodo, cuando Dios llama a Moisés y lo sacude. Le dice: he
escuchado el clamor del pueblo que está siendo oprimido y aplastado y
he decidido bajar a liberarlo. Le dice que él hablará pero será su
voz, la de Dios, la que en realidad se escuche. Y entonces es cuando se pone
todo en marcha para que un pueblo se libere y
realice una vida nueva.
José Antonio Fernández: ¿Significa esto que tú no
llegaste a Panamá sólo
para enseñarle a la gente a oír misas y a que se aprendiera el
Padre Nuestro?
Fray Manolo: En todo el trabajo de mi vida pastoral yo siempre voy a decirle
a la gente dos cosas.
Primero: ustedes valen mucho, Dios los ama. Jesús se entregó por
ustedes para liberarlos. Segundo: tienen derecho de vivir como personas, como
humanos, tienen una dignidad.
La base de todo este pensamiento es que valen mucho todos porque todos son hijos
de Dios, es Dios quien los ama. No importa que seas un campesino, un obrero o
un ingeniero, eso no importa porque eso no hace una diferencia de fondo como
persona. Siempre le digo a la gente:
crean en ustedes mismos porque Dios camina con ustedes. Son hijos de Dios y tienen
derecho a que se les trate con dignidad y a que sean escuchados. Y ya desde esa
realidad, es desde donde pueden aprender y decir el Padre Nuestro y desde donde
pueden escuchar misa con un sentido.
José Antonio Fernández: Luego de toda esta trayectoria en Panamá,
de luchar durante muchos años, crees que el paso de Fray Manolo sí ha
podido mover conciencias para mejorar? Y te lo pregunto porque, modestia aparte,
ya tienes cuarenta años en Panamá jugando un papel muy importante.
Fray Manolo: La respuesta que te tengo es que
ni lo sé ni me interesa.
Lo que salga, no lo sé.
He percibido algo, sí. Me sucede cuando me encuentro a alguien que me
recuerda mis clases o lo que le dije muchos años atrás.
José Antonio
Fernández: Eres un hombre y un fraile moderno. La Iglesia siempre se ha
mantenido distante con la televisión, pero tú no. De hecho la televisión
es parte de tu vida y logras fundar un canal de televisión influyente
en Panamá,
que por cierto es un canal no religioso, es una estación de contenido
social. Cuéntame cómo es que te haces moderno.
Fray Manolo: Recuerda una cosa, Marconi, inventor
de la radio, instaló Radio
Vaticano.
Pero es cierto, en materia de televisión a la Iglesia le ha costado trabajo
el acercarse aunque ahora las cosas están cambiando.
Todo inició en 1972, cuando en la Universidad de Panamá se fundó el área
de Producción Audiovisual. Ahí empecé a colaborar. Al poco
tiempo me encargaron renovar lo que hacía la Iglesia en televisión.
El proyecto fue creciendo con los años de forma importante.
Antes de 1990, un buen día me preguntaron si estaría dispuesto
a grabar un discurso de quien sería el nuevo Presidente de Panamá.
Ese mensaje se transmitiría por televisión al día siguiente.
Informaría al pueblo que el General Noriega quedaba derrocado. Respondí que
no podía contestar solo, que hablaría con mis mejores colaboradores
y si ellos aceptaban entonces lo hacíamos. El riesgo era total. Nos arriesgábamos
a perder la vida.
Aceptamos. Preparamos un set irreconocible. Llegó Castillo
del Valle, quien sería Presidente de la República, con la bandera
de Panamá escondida
en una caja de zapatos. Dio el discurso en el que sustituía al General
Noriega. Habíamos llevado dos cámaras. Al terminar hicimos el copiado
para que fuera transmitido el mensaje por las televisoras.
El Presidente me preguntó si quería una copia. Le dije que no.
Yo debía pensar
qué haría si me pillaban con cámaras y grabadoras los doberman,
que así llamábamos a los policías
de Noriega. Sin las cintas grabadas, era mejor.
Al día siguiente uno de mis alumnos me dijo: ¡prof, venga a ver
la televisión, que están sustituyendo al General Noriega!
Por fortuna para nosotros, no se supo quién había producido ese
mensaje ni en dónde.
José Antonio Fernández: ¿Por qué tomaste la decisión
de sí grabar en forma clandestina ese discurso de sustitución del
General Noriega?
Fray Manolo: Porque realmente ya el pueblo de
Panamá estábamos
muy afectados, y digo estábamos porque formo parte del pueblo y porque
estoy nacionalizado.
La represión era salvaje. El país estaba en un nivel terrible.
Los bancos estuvieron cerrados varios meses. Vivíamos
a base de trueque, hacíamos ollas comunes para comer.
La situación estaba muy mal, la economía por el suelo. Además,
la locura de Noriega llegó al extremo de un día sacar un machete
y declararle la guerra a los Estados Unidos. En un mes tuvimos cuatro presidentes.
Noriega destituía a uno
y ponía a otro según le viniera en gana. Así nada más.
Era el momento de poner lo que uno tuviera que poner para que la situación
cambiara. O era congruente conmigo mismo o qué estaba haciendo yo. Por
eso grabé el mensaje de sustitución de Noriega.
Después vino la invasión de Estados Unidos, el 20 dediciembre de
1990. Fue terrible. Hubo muchos muertos, muchísimos más de los
que reconocieron. Ellos mismos provocaron el saqueo de la ciudad en el que participó gente
de todas las clases sociales.
Noriega había cobrado en la nómina de los norteamericanos hasta
1986, además
era un agente doble, trabajaba para unos y para otros. Los norteamericanos habían
armado las fuerzas de defensa que luego combatieron para tirar a Noriega.
José Antonio Fernández: ¿Qué papel jugaste después
de que se dio la invasión
de Estados Unidos a Panamá?
Fray Manolo: Luego de la invasión se dio una especie de depresión
colectiva. Las cosas estaban muy mal, psicológica y moralmente. Estaban
por los suelos. Había que hacer algo. Comencé a tener un programa
diario de unos minutos en los que le decía a la gente: ya nos pasó de
todo y ahora qué, ¿nos vamos a quedar con los brazos cruzados?
No, vamos para adelante. Tú eres dueño de tu historia, vamos a
construirla. Inicié en el canal 4 y a los pocos días todos los
canales transmitían
mis mensajes. Los hice durante varios meses. El terrible momento se superó.
Entonces le dije al Arzobispo si sabría de alguna frecuencia libre para
que pudiéramos iniciar un canal de televisión.
José Antonio Fernández: ¿Qué sentiste cuando te diste
cuenta que estabas jugando un papel clave en el ánimo de los panameños?
Fray Manolo: No hay papeles clave. Lo mejor que
puedes hacer es ayudar a que cada cual agarre en sus manos la responsabilidad
de su vida. Nuestra pequeña
historia sumada con la de los demás es es la que va haciendo la gran historia.
Las historias que se escriben son las de los vencedores y, por lo tanto, falsas
o al menos tendenciosas. Muy pocas veces se cuenta la historia del pueblo.
Lo importante es ayudar a que la gente sea ella, y más en momentos terribles
y de duda. No hay que quejarse nada más porque eso no lleva a nada. Cuando
las personas y los pueblos empiezan a creer en sí mismos, todo cambia.
Son capaces de abrir el Mar Rojo y el verde y el amarillo y cualquier mar que
se les ponga enfrente.
José Antonio Fernández: ¿Buscas el canal de televisión
luego de que ves los efectos que causan tus mensajes de unos cuantos minutos
después de la invasión norteamericana?
Fray Manolo: Yo llevaba más de 20 años en la producción
de televisión y en varias ocasiones había dicho
que debíamos buscar un canal de televisión.
¿Cuál es el medio que está justo en el centro de las familias
compartiendo la vida con todos, todos los días del año? Mi posición
era clara desde antes: debíamos usar la televisión
para ayudar a que la gente en vez de ser espectadores pasivos alienados, como
sucede cuando la personas ven muchos de los canales comerciales, había
que producir una televisión que les ayude a caminar, a creer en ellos
y también a descubrirse.
Le dije al Arzobispo: reclamamos de la televisión, pero cuando nos dan
un ratito no la utilizamos bien. La ocurrencia es transmitir una misa que no
resulta atractiva para nadie.
Más de lo que dijo Fray Manolo en la entrevista
(respuestas relacionadas con la forma en la que consiguó crear el Canal
5 de Panamá)
• En su momento, aceptamos
optar como cualquier otra persona, empresa o institución a operar
un canal de televisión
en Panamá. Pagamos por uso de la frecuencia, como cualquier otro. No
lo aceptamos como un regalo de gobierno panameño ni como una donación.
Insisto en esto porque es fundamental para la vida del canal. Otra cosa sería
del Canal 5 si hubiésemos
aceptado en su momento la frecuencia regalada junto con el equipo de producción
y transmisión.
• Para reunir el dinero con el que pagaríamos los derechos por
la frecuencia del Canal 5 de Panamá, organizamos un desayuno sombrero,
para el que por cierto pasamos a los invitados un sombrero de charro mexicano.
Invitamos a gente muy importante de Panamá, con posibilidades económicas,
entre los que se encontraban un musulmán
y un judío. A todos los convencimos, porque no se trataba de hacer un
canal religioso en el que se transmitieran misas. En ese desayuno les invitamos
una taza de café y pan con mantequilla, nada más. Asistieron
los dueños de las otras televisoras y otras personas más con
poder económico.
• Explicamos que sería una televisora educativa, cultural y benéfica
para la población, que transmitiera valores judeocristianos.
• Reunimos 5,000 dólares por frecuencia para enlazar toda la República,
más otros 5,000 dls. para asesoría jurídica y trámites.
Juntamos 25,000 dls.
• Para hacernos del equipamiento utilizamos otra
fórmula. Cada
vez que se quitaba esa frecuencia del Canal 5 al político anterior,
a la gente le quedaban a deber dinero. Los trabajadores buscaban cobrarse como
fuera. En ese momento había varios grupos de trabajadores que tenían
equipo secuestrado como presión para cobrar. Hablé con los distintos
grupos y los convencí para que nos vendieran esos equipos a buen precio.
Los reinstalamos para poner a trabajar el Canal 5 de Panamá.
Les pagamos lo que el juez laboral determinó que se les debía
por el trabajo prestado a la televisora anteriormente.
• Finalmente el Consejo del Gabinete autorizó la
transacción
de la negociación por el equipo con los grupos de trabajadores. Luego
presentamos el proyecto de Canal y obtuvimos un préstamo duro para hacer
realidad la salida al aire del Canal 5 de Panamá, que lo respalda la
Fundación para la Educación, de ahí el nombre de FE 5.
• El Canal 5 de Panamá no es una estación típica
religiosa como las que conocemos. En ningún momento es un canal religioso.
Hacemos un Canal de contenido educativo, cultural, científico y social.
Es un Canal fiel al evangelio, pero sí subrayo que no es un canal religioso.
• Hace relativamente poco tiempo, por presiones
muy, pero muy fuertes, tuvimos que reducir la programación al aire del canal de 17 a 8 horas
por día. Pero resistimos. Hubo ataques e insultos. Apliqué lo
que llamo la técnica resorte, nos reducimos para después salir
con más fuerza.
• Todos los programas tienen teléfonos abiertos y participación
de los televidentes. En 2008 ya transmitimos 9 horas por día.
Lea más de lo
que dijo Fray Manolo
publicado en exclusiva en CANAL100.com.mx
José Antonio Fernández: ¿Tu objetivo
era tener un canal de televisión?
Fray Manolo: Sí lo era. Lo propusimos,
lo buscamos. El Ministro de Gobierno respondió que sí. Había
una frecuencia que se la autodaban los mismos presidentes, de manera digital,
con el dedo índice, que en
ese momento estaba libre. Cuando se dio la posibilidad nos dijo que nos daban
la frecuencia con todo y el equipamiento.
Pero no quisimos aceptarla así nada más porque habríamos
quedado a su servicio. Ni locos aceptaríamos. El Arzobispo me pidió que
yo le hiciera al Ministro una carta en respuesta para que así se dirijiera
a mí en lo sucesivo.
Le respondí de esta manera: Agradecidísimos con usted, Señor
Ministro de Gobierno, por la disponibilidad que tienen para que podamos contar
con una frecuencia de televisión. En este momento no estamos en capacidad,
pero tan pronto como podamos depositaremos los derechos de frecuencia correspondientes
y haremos la solicitud oficial. En cuanto a los equipos, veremos la posibilidad
de adquirirlos. Con esta respuesta dimos por recibida la concesión de
la estación
de televisión aunque no en la forma en la que ellos querían,
la que nos comprometería totalmente con ellos. Asumimos una posición
independiente y no desaprovechamos la gran oportunidad de hacernos de un canal
de televisión.
7 respuestas más de Fray Manolo publicadas en exclusiva por Canal 100.com.mx:
1. En este momento, el Canal 5 de Panamá está remontando.
Para el 2009 transmitiremos diez horas al día.
Además en el cable estamos desde muy temprano, y ahí reprogramamos
por las mañana lo que transmitimos por la tarde el día anterior.
2. Hoy el Canal 5 de Panamá es dirigido por
una Junta de Directores. Yo soy el Presidente Ejecutivo.
3. En el momento en el que transmitimos más
horas, llegamos a ser 200 empleados en el Canal 5. Ahora somos alrededor de
60.
4. El Canal 5 de Panamá sigue siendo un canal
abierto, democrático
y plural que quiere tener audiencia todos los días. Por eso todos los
programas en vivo tienen teléfono abierto y ahora también establecemos
comunicación vía internet. ¡Ahí vamos!
5. En algún momento de la historia también
nos hicimos del Sistema de Televisión por Cable de Panamá. Noriega
se los había
quitado a los dueños y lo puso a nombre de un testaferro. Por supuesto,
no pagaban derechos a los canales gringos. Cuando salió Noriega, el
gobierno entrante estaba ya buscando quitarle el cable al testaferro. Nos enteramos
y fuimos con el Ministro de Gobierno a preguntarle lo siguiente: ¿nos
permitiría el gobierno que nos quedáramos con la empresa si
nosotros lográbamos que esa persona, el testaferro, nos vendiera los
activos (que no la concesión) de la compañía
de Cable de Panamá? Nos comprometimos a poner en orden el
asunto de derechos y todo lo demás. El Ministro consultó y respondió
que sí. El gobierno nos daría la concesión. Hicimos lo prometido y nos
quedamos con el Sistema de Televisión
por Cable de Panamá. Fue sólo por un tiempo. Pusimos
todo en orden. Lo que nos dejaba la compañía del Cable lo invertíamos
en el Canal 5, que es televisión abierta.
6. Cuando llegó el cambio tecnológico,
vimos en el horizonte que nos quedaban dos opciones con la empresa de Televisión
por Cable: o le invertíamos
o quedábamos fuera del negocio. Entraban al mercado otras compañías
que sí traían inversiones importantes.
La decisión fue vender. No quisimos reinvertir en el Cable porque no
era nuestro objetivo. La empresa de Cable valía 8 veces más de
lo que nos había costado. Entonces licitamos, la vendimos y pagamos
todas nuestras deudas de todos los préstamos. Así se hizo el
capital semilla con el que opera hoy el Canal 5 de Panamá.
7. El Canal 5 de Panamá vive de patrocinios, es
independiente y mantiene la filosofía que lo vio nacer. Es plural, no es religioso
y busca dar educación, información y beneficio a los espectadores.
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