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Julio Di-Bella
Nuestro país está cambiando y eso debe reflejarlo la pantalla del 11
Publicada en la Revista no. 65 el 07 de junio 2002
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Por José Antonio Fernández F.

Consulte otras entrevistas publicadas anteriormente en la Revista Telemundo, realizadas por José Antonio Fernández, con:

José María Pérez Gay,

Jorge Volpi,
Ernesto Velázquez,
Lidia Camacho,
Mario San Román
,
Javier Corral
,
Laura Barrera
y
Nicolás Alvarado.

Julio Di Bella es director general de Canal 11, forma parte del grupo de políticos que impulsó de cerca el triunfo de Vicente Fox el año 2000.
Conoció a Fox en un tianguis de Guanajuato, cuando comía unas quesadillas. Recuerda que el ahora Presidente le dio una palmada en la espalda y le dijo: "yo quiero ser gobernador, tenemos que cambiar. Apóyame". Años después volvería a ver a Fox para entrevistarlo, cuando fue conductor del canal de televisión del sistema de cable de Irapuato.
Di Bella es originario de la ciudad de México. Cuando tenía 4 años de edad su papá decidió trasladarse a Irapuato, ciudad en la que vivió toda su infancia y juventud, y en la que intentó ser Presidente Municipal. Hoy, a sus 32 años, dirige un canal que tiene 43 años de vida.
El Once encierra para Julio Di Bella un reto complejo: lograr una estación cultural y educativa que no sea aburrida.

José Antonio Fernández: ¿Te gusta la política?
Julio Di Bella:
Desde niño siempre me ha gustado estar en el ajo de cualquier actividad. En la escuela destaqué, no tanto por mis calificaciones, sino por la oratoria.

J.A.F: ¿Dónde naciste?
J.D.B.:
Nací en la ciudad de México. Cuando tenía 4 años mi papá recibió una propuesta de trabajo para irse a radicar a la ciudad de Irapuato. Tiempo después vivimos un par de años en Monterrey. Mi papá fue
14 años director de finanzas de productos Del Monte. Veía las distribuidoras de Centroamérica y Estados Unidos y fue director general de las planta de Irapuato y de Monterrey. Antes de que yo cumpliera diez años le ofrecieron irse a vivir a Centroamérica. Lo consultó con la familia, y todos le dijimos que queríamos vivir en Irapuato. Mi papá renunció y decidió independizarse. Montó en Irapuato un despacho de contabilidad. Afortunadamente le fue muy bien, y ahí la familia echó raíces.

J.A.F:¿Por qué decidieron quedarse en Irapuato?
J.D.B.:
Mis tres hermanas y yo queríamos (y queremos) a la ciudad. Éramos socios de un club social en donde teníamos muchos amigos. Nos sentíamos muy seguros y acogidos por Irapuato. Hasta la fecha nos vemos con toda la palomilla de amigos que ahora ya tienen hijos. Cuando trabajé en León iba y venía todos los días a Irapuato (hacía una hora de mi casa a la oficina).

J.A.F: ¿Qué estudiaste?
J.D.B.:
A mí siempre me han gustado dos cosas: la televisión y los coches. Yo siempre recuerdo a las personas relacionadas con los automóviles. Me apasionan.
En la secundaria quería ser actor de telenovela o fotógrafo. Me metí a clases de grabado, pintura, fotografía y escultura. En algún momento se me ocurrió ser cantante. Mi idea era buena, aunque no la perseguí porque sé que tengo todo para serlo menos la voz. Mi ilusión era tener un contacto directo con el público. Finalmente estudié en Pénjamo, Guanajuato, Profesional Técnico en Mécanica Automotriz, en el Conalep. Me recibí el 19 de agosto de 1990. A pesar de que la escuela no fue mi pasión, sí me gradué con Mención Honorífica. Le tomé el gusto a la carrera los dos últimos años, aunque reconozco que nunca fui un alumno brillante.

J.A.F: ¿En dónde trabajaste al terminar la carrera?
J.D.B.:
Abrí el periódico y vi un anuncio en el que ofrecían empleo en la Volkswagen de Irapuato. De inmediato imaginé que algún día podría contratarme para trabajar en la planta de Puebla, en donde producen los Jetta y los Sedán. Platiqué con mi papá. Le dije que el trabajo era de ayudante de mecánico. Me respondió: "¿Y? ¿Cuál es tu problema, no mantienes a nadie?" Y me animó a entrarle.
Dudé porque me preocupaba el status, el entrar de Ayudante de Taller no me gustaba del todo porque yo era egresado de una carrera. Sin embargo, creo que lo más afortunado que me pudo suceder fue romper ese paradigma. Me presenté en la Volkswagen y me contrataron. Durante algún tiempo me tocó limpiar los talleres, recoger lo que todos los mecánicos iban desocupando, ir por las refacciones y por las tortas. Para mi buena suerte me topé con un señor llamado Fernando Carrera, que era el director de ese grupo de empresas, de las que era dueño Javier Usabiaga, el actual secretario de Agricultura del gobierno de Fox. Trabajé 3 años y medio en la Volkswagen. Me certifiqué en todos los cursos que ofrece la planta de Puebla. El señor Carrera me apoyó muchísimo. Llegué a ser el Jefe de Asesores de las tres agencias del grupo (de Irapuato, Salamanca y Celaya). Cuando entré las agencias estaban quebradas. Tuve la fortuna de trabajar con un equipo que transformó las compañías. Se hicieron rentables y ganamos dos años seguidos el emblema de Concesionario Distinguido, el reconocimiento más importante que da la planta de Puebla (mismo que no han vuelto a obtener).

J.A.F: ¿Por qué cambias de empleo?
J.D.B.:
El señor Usabiaga decidió vender su participación accionaria en las tres agencias. Me dijo que si quería quedarme lo podía hacer, pero mi aspiración para ese entonces era ya convertirme en Gerente General. Pero el socio de Usabiaga eligió a su sobrino, quien también llevaba algunos años trabajando en la empresa. Consideró que era el indicado por el lazo familiar y por su experiencia. Ahí yo decidí renunciar. Usabiaga me ofreció irme a sus empresas dedicadas a la agroindustria, pero yo no quise. No era mi área.

J.A.F: ¿Cuál fue tu primer contacto con la televisión?
J.D.B.:
Cuando tuve la inquietud de ser actor, una amiga pintora de Irapuato (Rocío Pérez) me trajo al Centro de Capacitación de Actores de Televisa. Lo conocí, pero no entré.
En 1993, año y medio después de haberme casado, un día mi papá llegó a mi casa y me dijo que se había encontrado, luego de más de 20 años, a Armando Esquivel, quien dirigía el Grupo Telecable del Centro, del que eran dueños Benjamín Burillo y Javier Ramírez. Mi papá me dijo que Esquivel le había comentado que buscaban a una persona que les organizara el almacén del sistema de cable de Irapuato. Me animó para que trabajara ahí. Era una buena opción porque tenían también los sistemas de televisión por cable de Celaya, Aguascalientes y Querétaro. Me entrevisté y me ofrecieron tres veces el sueldo de lo que ganaba en la Volkswagen. Y además me dijeron que tenían la autorización (y la intención) para crear un canal generado en cada ciudad en donde tenían un sistema de cable. Y eso fue lo que me llamó más la atención.
Entré como Almacenista General de los sistemas. Vi que el grupo cobraba a mano a los 1,200 suscriptores, que tenían 1,000 contratos pendientes de instalar y que había una fuerte corrupción al interior de la empresa. Trabajé ahí con Hugo Aguilera (que hoy es el director técnico de ese Grupo) y con Martha Fuentes. Logramos crear un sistema modelo. En 1993 la televisión por cable de Irapuato tenía 1,200 suscriptores, para 1995 ya eran poco más de 20,000 suscriptores. Después el grupo creció a Aguascalientes, Celaya, Querétaro, San Juan del Río y Tampico. Hicimos un buen modelo en Irapuato que se repitió en las demás ciudades, y los señores Burillo y Ramírez tuvieron muy buen manejo y mucha visión del negocio. Fue una revolución.

J.A.F: ¿Cómo nace el proyecto que te llevó a ser conductor de televisión?
J.D.B.:
Un buen día le dije a Javier Ramírez, uno de los dueños del sistema de cable de Irapuato, que yo sabía que tenían los permisos para crear canales de televisión propios en cada uno de sus sistemas. Le comenté que yo quería armar un canal. Le pedí que me diera chance de levantar ese proyecto. Me respondió que no tenían dinero para eso. Le contesté que yo le buscaba el dinero. Sólo le solicité que me reemplazara de todas mis labores para dedicarme de lleno, y que me pagara mis honorarios.
El primer canal lo sacamos al aire el viernes 13 de enero de 1995, y no nos duró el gusto ni 48 horas, porque se incendió. Junto a las instalaciones del canal, en un terreno vivía una viejecita indigente que prendió fuego para cocinar y las llamas se salieron de control. Se quemaron vehículos y mil kilómetros de cable coaxial (con el que empezaríamos a construir San Juan del Río).
Ante la desgracia había que sacar el carácter y el entusiasmo: a los pocos días nos comprometimos a lanzar de nueva cuenta el canal para el mes de marzo, en la semana de la feria de Las Fresas. Y salimos al aire en esa nueva fecha.
El apoyo lo recibimos de la sociedad de Irapuato. Cuando supieron lo que nos había pasado, hubo gente que nos llevó focos, extinguidores, un tripié y muchas cosas más. A partir de ahí empezamos a hacer canales para los demás sistemas de cable. Yo conduje noticieros y un programa informativo.
Los canales se volvieron importantes por su liderazgo de opinión. La gente los veía. En Irapuato, el 65% por ciento de los hogares tenían cable.

J.A.F: ¿Y ahí te contactas con la política?
J.D.B.:
En la ciudad de Celaya también armamos un canal propio del sistema. Abrimos espacios para la oposición. En ese tiempo Martha Sahagún se lanzó para la Presidencia Municipal de Celaya. Todos los medios le pegaban, y en nuestro canal dimos cobertura de su campaña y la entrevistamos, al igual que a los demás candidatos. Esa apertura hizo que se diera una amistad entre nosotros.
Yo duré un tiempo en el canal de Irapuato, en donde era conductor del noticiario. Al salir en la televisión, una vez más tuve contacto con los personajes de la política estatal. Empecé a hacer televisión con una cámara muy sencilla.

J.A.F: ¿Lograban comercializar el canal?
J.D.B.:
Era totalmente rentable. El canal (13) se veía y tenía su rating. La gente llamaba para aplaudir o reclamar.

J.A.F: ¿Y cuándo te vas a dirigir Radio y Televisión de Guanajuato?
J.D.B.:
Una mañana me llamó Vicente Fox (ya de Gobernador) a mi oficina y me invitó a desayunar. Por el noticiero yo tenía contacto con él y con Martha Sahagún. A Fox le había gustado el crecimiento de los sistemas de cable y de los canales propios.
En ese desayuno Vicente Fox me invitó a dirigir Radio y Televisión de Guanajuato. Le respondí que se lo agradecía pero que a mí no me gustaba el tipo de política que se hacía en México. Le dije abiertamente lo que pensaba de los políticos, y me respondió que si pensaba tan mal de los políticos era la oportunidad para dejar de criticar y sumarme a su equipo para cambiar las cosas.

J.A.F: ¿Qué le dijiste de los políticos?
J.D.B.:
Que yo pensaba que eran corruptos, borrachos, traidores, inestables y mentirosos. Luego de escucharme me dijo: "tú eres un joven de 24 años, y si piensas todo eso, ¿por qué no te involucras y te metes para cambiar las cosas?"
Acepté su invitación y entré como director de Radio y Televisión de Guanajuato (RTG). Encontré la gran oportunidad para hacer que una entidad pública fuera rentable, con retos y éxitos.
Transformamos lo que me entregaron. Era para llorar lo que recibí. Nos metimos a trabajar fuerte en el recurso humano y certificamos a RTG en
ISO 9002 (fue la primera televisora en América Latina certificada en transmisión). Nos metimos a concursar en premios de calidad y a realizar producción propia. Fui director de RTG de 1997 al 2000. Y en el 2000 un día desperté y decidí lanzarme por la Presidencia Municpal de Irapuato. En la última gira que hizo Fox como Gobernador de Guanajuato, yo lo ví en el despacho de su autobús y le externé mi interés por lanzarme de candidato a la Presidencia Municipal. Me dijo que el PAN en ese momento sufriría una sacudida muy fuerte, y que no me recomendaba intentarlo, "porque es muy difícil entrar al PAN y ganar una candidatura de un día para otro. Pero si ya lo traes en la cabeza y lo quieres hacer, hazlo".
Le platiqué a Martha Sahagún, y me respondió: "Julio, no te metas. Tienes pocas posibilidades de ganar. Mejor ven con nosotros a la campaña a la Dirección de Televisión". Juan Carlos Romero Hicks también me sugirió no entrarle.
A mi me movía el deseo y las ganas por la Presidencia Municipal (en verdad quería llegar). Yo conocía a toda la sociedad y sabía que me tenían confianza. Hice un plan de trabajo muy serio, pero finalmente no me dieron el registro en el PAN para competir.

J.A.F: ¿Ganó el PAN?
J.D.B.:
Sí, en Guanajuato se dio una foximanía tremenda.

J.A.F: ¿Qué te dejó el perder?
J.D.B.:
Lejos de hacer berrinches, apoyé a los candidatos y mantuve comunicación con el ganador, que es Ricardo Ortíz (y participe en la Coordinación de Mercadotecnia y Comunicación de la campaña de Juan Carlos Romero Hicks, por la gubernatura de Guanajuato).
Yo creo que a nadie le gusta perder. Lo tuve que aceptar con madurez. Mi esposa me acompañó en todo momento. Todavía tres días antes de dar a luz a nuestro segundo hijo caminamos por una comunidad más de doce kilómetros. A mí no me quedaba hacer un berrinche. Había tenido apoyo de la comunidad, como el de Javier Ramírez, el empresario de la industria del cable, que patrocinó mi campaña.
El perder me dejó varias cosas: primero, que el ser temerario y pretender ser sólo intuitivo, no siempre resulta. Segundo, que quise ser más vivo de lo que tendría que haber sido. Y tercero, que el ser oportunista no te lleva a ningún lado.
Cada que paso por un momento difícil ahora, me remito a mis experiencias de esa época.

J.A.F: ¿Ahora eres más cauteloso?
J.D.B.:
Sí podría decir que soy más precavido y que analizo más, aunque muchas veces actúo por impulso y por intuición.

J.A.F: ¿Cómo llegas al Canal Once?
J.D.B.:
Con el gobernador Hicks tomé posesión como director de RTG por segunda ocasión.
Luego de que Vicente Fox entró a la Presidencia el 1 de diciembre del año 2000, Miguel Angel Correa, director del Instituto Politéncio Nacional, me invitó a desayunar y platicamos sobre el Once. Después vi a Reyes Tamés, el secretario de Educación Pública, quien me comentó que estaba en una terna para hacerme cargo del Once. Y el 4 de diciembre del 2000 la señora Martha Sahagún me dijo que el Presidente Fox me invitaba a dirigir Canal Once. De inmediato acepté.

J.A.F: ¿Cuál fue el planteamiento inicial para dirigir el Once?
J.D.B.:
Para empezar estaba yo recibiendo un canal que tenía prestigio y buena fama, en el que se habían hecho bien las cosas. Cuando recibes algo muy mal y logras resultados, de inmediato se ve el brillo. Pero cuando una institución está en un buen momento, las cosas tienes que respetarlas o mejorarlas.

J.A.F: ¿Te asumes como un político dirigiendo el 11?
J.D.B.:
A lo mejor es una contestación odiosa, pero pienso que todos somos políticos. El 80 por ciento del trabajo de este canal es político. Creo que para ser un buen político debes tener mucho cabildeo, sensibilidad y buena administración. En esto es muy difícil darle gusto a todos.

J.A.F:¿Has sido plural?
J.D.B.:
Sí, sin duda. Si de algo me puedo jactar es que he sido plural. Nadie,
ni de adentro ni de afuera, me puede decir que hay línea.

J.A.F:¿Eres panista?
J.D.B.:
No, yo no me he afiliado al partido. Quedé como miembro adherente. Todos los partidos políticos tienen sus cosas, buenas y malas, y a mí me gusta gozar de libertad de pensamiento y actuación.

J.A.F:¿Te lanzarías de nueva cuenta como candidato a algún puesto público?
J.D.B.:
Sí, pero no tengo definido y claro en qué momento. Si me preguntas que si lo haría en un tiempo inmediato, te puedo decir que no.

J.A.F: El Canal 11 del sexenio zedillista (de Lajous) fue bueno pero siempre estuvo lejos de la problemática nacional de fondo. Nunca señalaban dedos en la llaga (subrayando que el no molestar a los políticos les permitió trabajar y desarrollar una buena imagen).
J.D.B.:
Era un camino light, que fue mucho más afortunado que equivocado.
Pero hoy creo que México ha cambiado, ya no estamos en una sociedad de medias tintas. Nuestro país sigue cambiando y eso debe reflejarlo nuestra pantalla. Pero si el cambio tiene tres pasos, considero que estamos apenas en el primero.
Y te doy un ejemplo: apenas estamos transitando a producir noticieros totalmente transparentes.


Más de lo que dijo Julio Di Bella en entrevista


- Cuando entré al Once valoré de inmediato tres cosas:
1) Vi que debíamos darle impulso a la serie Diálogos en Confianza, que estaba olvidada.
2) Urgente era nombrar a un profesional al frente de Once Niños (y por eso invité a Patricia Arriaga a ese puesto, quien había iniciado con la barra para niños en el Once). La programación de niños había sido dirigida directamente por Alejandra Lajous (la directora anterior), quien lo hizo bastante bien, pero a mí me parece que la barra infantil es una parte
fundamental de nuestra programación que requiere muchísima atención y que es necesario impulsarla más.
3) En noticias decidí que debíamos hacer cambios de contenido, yo no había considerado en un principio hacer cambio de conductores. Sergio Uzeta se fue porque se molestó al ver que se le incrementó el sueldo a Adriana Pérez Cañedo (que, por cierto, no era el adecuado). Uzeta me mandó un mail en el que anotó que si yo no daba marcha atrás a ese aumento de sueldo, él renunciaba. Y como un director está para dialogar y también para conceder, si alguien quiere retirarse yo no lo puedo mantener a fuerza aquí contra su voluntad. Además, yo no soy una persona que me espante al primer grito. Y Uzeta se fue.
- El Canal Once no está consolidado por una sóla persona o por estrellas. El éxito del Once es que cuenta con un equipo. Aquí hay personas que tienen trabajando los 43 años que lleva la estación. Con un equipo, no hay por qué tenerle miedo al cambio.
- Creo que al Once le faltaba una administración que tuviera rostro humano, de contacto directo y cercanía, de trabajo en equipo. De hacer reuniones de trabajo en las que no hubiera más monólogos sino diálogos, acuerdos, calendarios de trabajo y fechas de compromiso.
- En este primer año al frente del Once, buena parte de mi trabajo lo he hecho en las oficinas de secretarios de Estado, líderes sindicales, jefes de departamento, diputados y senadores, para hacerles entender que este Canal no se maneja de acuerdo a la opinión exclusiva de ellos.
- Hemos hecho dos Encuentros con los televidentes para hacernos llegar mejores ideas que nos ayuden a tomar mejores decisiones para el Once (lo que es un hecho sin precedentes). Hemos abierto las puertas del Once y empezado a producir programas inusitados: como el encuentro entre los generales.
- Fuimos los primeros en difundir la grabación Castro-Fox, esa fue la nota con la que abrimos nuestro noticiario el día que se divulgó (no después). Transmitimos la respuesta desde la Presidencia de la República en vivo, y después también en vivo salió al aire el programa Primer Plano.
- La posición es clara: quien manda en Canal Once son los acontecimientos que suceden en la sociedad de hoy, no tenemos ningún problema en decir las noticias. Aunque nunca seremos irreverentes e irrespetuosos, ni pasaremos trescientas veces cómo se estrella un avión o cómo atropellan a los niños de un kinder.
- El Canal Once debe dejar atrás ese concepto light.

Respuestas de Julio Di Bella, Director de Canal 11
exclusivas para Canal100.com.mx


1.- El Canal Once debe dejar ese concepto light, y según nuestros estudios el público ya lo está percibiendo así.
2.- Canal Once es una estación educativa y cultural, pero no estoy de acuerdo en que deba ser aburrido. Eso es absurdo. Tenemos que romper con eso, no podemos darnos el lujo de ser aburridos.
3.- Nuestras investigaciones nos indican que el público nos ve como un canal aburrido, y esa fama nos la tenemos que quitar de encima a toda costa, es el principal punto a vencer.
4.- El público usa el decir que ve el Once por status, aún cuando lo vea una vez al año. Nuestro nivel de audiencia, de acuerdo a los ratings de Ibope, ha subido de un 6% a un 20%, en promedio.
5.- Los chavos de 13 a 18 años no encontraba nada en nuestro canal. El Once estaba diseñado para niños y para adultos mayores de 25 años. Nosotros queremos dirigirnos a los niños y a los jóvenes.
6.- De la programación mexicana que se produce para niños, el 60% la realiza el Once.
7.- Nuestros programas exitosos no los podemos comercializar porque somos permisionados (la ley lo prohibe).
8.- Cuando trabajé en la distribuidora de periódicos y revistas en Irapuato le empecé a tomar gusto a la política. Leía todas las revistas y periódicos, por mi vista pasaban todas las portadas y me empecé a enterar de lo que sucedía en todo el país, no sólo en Irapuato. Me informaba desde todos los ángulos, porque cada publicación tiene un punto de vista diferente. Conocí a políticos de Irapuato y gente importante que iba a comprarnos periódicos. Platicaba con ellos. El Presidente municipal llegaba por Impacto, Quehacer Político y Proceso. También conocí ahí al director de la Policía, al Juez y a muchas personalidades del pueblo. A la hora de la distribución de los periódicos se hacía la chorcha política, porque los mismos voceadores me contaban quién era quién en la ciudad.
9.- En 1986 le pedí a quien hoy es mi suegro para visitar su casa. Me dijo que no tenía que pedírselo. Sin embargo le aclaré que le solicitaba visitar su casa de otra forma, ya no como su empleado (de la distribuidora de periódicos). Le hice saber que mi intención era declarle mi amor a su hija, quería que fuera mi novia. Yo le pedí permiso y me lo concedió (aunque se quedó frío). Me le declaré a su hija y hoy es mi esposa. Me casé en 1992, a los 22 años. Mi esposa (María Eugenia Díaz de León), ganó el concurso del periódico El Diario de México, como la mejor estudiante del país. El premio se lo entregó el entonces presidente Carlos Salinas. Estudió en el Tec de Monterrey, Administración de Empresas.
10.- Un buen día yo estaba comprando unos tenis en un tianguis cuando llegó a darme una palmada en la espalda un señor grandote, de barba, camisa azul y una hebilla también grandota que decía Fox. Me dijo que quería ser gobernador de Guanajuato. Le pregunte por qué partido. Me respondió que por el PAN. Yo le dije que nadie ganaba por el PAN. Me volvió a repetir que quería ser gobernador y se siguió caminando por el tianguis para presentarse con la gente que andaba por ahí. Ese fue mi primer contacto con Vicente Fox.
11.- Radio y televisión de Guanajuato era una estación permisionada. Cuando llegué a dirigirla ni siquiera tenía cobertura de transmisión (no se veía) y vivía en números rojos (desde su origen, 17 años atrás). Corregimos técnicamente el sistema de radiación. Yo le pregunté al gobernador Fox cuánto tiempo tenía para dar resultados. Me dijo que tres meses. Me comprometí a tres cosas: primero, que Radio y Televisión de Guanajuato técnicamente sí se viera y escuchara; segundo: que fuera una entidad pública autofinanciable; y, tercero: que tuviera credibilidad. Le pedí que se comprometiera en dos cosas: que me apoyara al cien por ciento (lo que significaba acordar directamente con él y formar un consejo ciudadano), y darme autonomía absoluta en la toma de decisiones, incluyendo la línea editorial. El gobernador Fox me dijo: "juega".
Y te puedo decir que nunca recibí una llamada de atención ni de él ni de su gente, y no éramos precisamente el medio más dulce con ellos. Fuimos muy críticos y muy severos.
12.- En Radio y Televisión de Guanajuato pedí ayuda al ingeniero Martínez Jáuregui, que en paz descanse. Se la pedí advirtiéndole que no tenía con qué pagarle. Me apoyó al día siguiente por la mañana. Con sus ingenieros analizó el espectro radioeléctrico de Guanajuato. A los 4 meses le compramos 4 transmisores FAGSA, que son invención de él. RTG los pagó con sus propios ingresos. Hoy media red nacional de televisoras públicas trabaja con transmisores FAGSA.
13.- Quien también nos ayudó de manera importante en RTG fue Luis Urzúa, director de VideoGrylm. A él lo conocí casualmente en una gasolinera. Platicamos dos o tres cosas. Al día siguiente llegó a RTG con una camioneta cargada con equipo. Me dijo que iba a jalar. Echó a andar un master que estuvo un año funcionando gratis en el canal. Para ese momento el canal ya se veía en un 70% del Estado de Guanajuato (cuando llegué la señal cubría sólo el 12%).
14.- Hicimos rentable RTG porque dimos servicios de producción por los que cobrábamos. Rentábamos los equipos a VideoGrylm y RTG se allegaba recursos. Tiempo después RTG pudo comprar una unidad móvil (a la empresa Color Cassettes) y otros equipos, además de que con muchos trabajos conseguimos un permiso de la Secretaría de Comunicaciones para que pudiéramos recibir dinero de patrocinios (porque RTG es permisionada, igual que Canal 11, y no puede comercializar).
15.- Cuando estuve en RTG, el gobierno federal regateba al gobierno de Fox cualquier nueva medida que fuera buena para el gobierno de Guanajuato.
16.- Cuando yo recibí RTG teníamos de presupuesto 6 millones de pesos. Cuando salí el presupuesto anual de RTG era de 27 millones de pesos. De ingresos llegamos a percibir 9 millones de pesos. Muchas televisoras siguieron nuestro modelo, como Aguascalientes y Campeche. Logramos un 48% de producción propia.
17.- En el camino he encontrado amigos que me han ayudado, como Angel Muñoz, a quien acudí cuando hice el primer canal en cable; Enrique Quintero, de quien siempre tengo algo que aprender; y en RTG invité de mi consejero a Humberto Aguinaga, quien había sido director de la misma RTG (desde mi punto de vista, el mejor). Humberto fue un gran asesor para mí. Tuve mucha comunicación con él.
18.- Mis consejeros en RTG eran Martha Sahagún, Juan Carlos Romero Hicks, José Luis Romero Hicks, Eduardo Sojo, Ramón Martín Huerta y Ramón Muñoz.
19.- Mentiría, si dijera que no me importa el rating de Canal 11.
20.- El México actual es de niños y jóvenes, por eso queremos hacer un esfuerzo para llegar a los niños, es un público al que debemos atender.
21.- Hay que preguntarse: ¿el Estado está en condiciones de seguir subsidiando a sus canales de televisión? Yo veo una respuesta: darle atribuciones para comercializar de manera franca (porque el 11 ya es competitivo y podría hacerlo, pero la ley lo limita).
22.- Las marcas comerciales sólo invierten unos 4 millones por año en tiempos publicitarios del Canal 11.
23.- Yo no recomiendo vender el Canal 11 ni unirlo al 22. Son dos públicos distintos. El Canal 22 está dedicado a las bellas artes y más espacios de su programación los dedica a cuestiones de mayor nivel intelectual. Mi recomendación es que tanto al 11 como al 22 se les den recursos y facilidades para operar en serio.
24.- El presupuesto del Canal 11 es de 19 millones de dólares al año. Yo creo que con 40 millones haríamos todo lo que la gente piensa que debe producir y programar un canal de televisión pública de buen nivel.
25.- Canal 11 necesita 60 millones de dólares para ponerse al día en equipo.
26.- Como director del 11 cada día debo buscar alternativas de apoyo.
27.- El 11 podría llegar a ingresar millón y medio de dólares al año por venta de programación.
28.- Una alternativa muy valiosa para el 11 es promover el mayor número de coproducciones posibles, con mexicanos y extranjeros.
29.- A mí no me trajeron para sentarme en un sillón y cruzarme de brazos, me trajeron para hacer un canal existoso, y lo vamos a conseguir. Sé que a las grandes cadenas les incomodan los éxitos del 11, pero yo vine aquí a trabajar. Y vamos a sacar adelante al 11 dignamente.



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